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El nuevo curso político empieza con el debate en torno al cambio de modelo turístico por el impacto de la pandemia. Menorca ha confirmado su fortaleza y atractivo como destino vacacional, con un incremento relevante del turismo nacional. Sobre la mesa, de nuevo, la masificación de espacios naturales, las carreteras y las insuficientes infraestructuras. Hemos sido una región castigada por la covid: las Islas fueron, en 2020, la comunidad donde más cayó el PIB y donde se destruyeron más puestos de trabajo. El mercado laboral se ha reactivado, pero las cifras de empleo están lejos de las registradas en 2019. Balears, que ha demostrado su iniciativa empresarial, necesita estímulos y recursos para reactivar su economía. El fondo estatal de 855 millones aprobado en marzo no ha respondido a las expectativas porque las ayudas llegan tarde. La misma incertidumbre se cierne sobre los fondos europeos del Plan Next Generation UE al desconocer aún el contenido del Balears Next. Es el momento de recordar al Gobierno central que está obligado a pagar los costes de insularidad y que Balears no es una autonomía desleal al haber demostrado con creces su solidaridad con el resto del Estado.