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Desconocemos el alcance, el impacto e incidencia del ataque informático que ha sufrido el IB-Salut, y concretamente, los datos que hayan podido ser sustraídos y con qué fin. Lo ocurrido está siendo investigado por la Policía, expertos en criptografía y protección de datos; una labor cuyos resultados es preciso trasladar a la opinión pública. Lo ocurrido es de una gravedad extrema y pone en entredicho la política de transparencia de la Conselleria de Salud. Entrar en el sistema informático de grandes corporaciones y administraciones es una actividad delictiva en auge. El IB-Salut puede haber sido una víctima más, pero no se comprende el silencio de los responsables de la Conselleria. Hay que explicar si se ha accedido fraudulentamente a los datos sanitarios de miles de usuarios y pacientes, por eso es preciso saber cuanto antes qué barreras han violado los hackers, desde dónde han actuado y con qué motivo. La confidencialidad de los historiales clínicos ha quedado comprometida, por eso es indispensable que la sanidad pública balear recupere su confianza. Lo ocurrido es un mazazo que no será fácil de olvidar, aunque no haya afectado la calidad asistencial ni la profesionalidad de sus trabajadores. El Govern debe dar la cara y la consellera, Patricia Gómez, ha de responder con urgencia todas las dudas que envuelven todavía este suceso.