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El IB-Salut atendió el año pasado a 30.438 turistas en Balears y les facturó 23,3 millones de euros. Todas las comunidades autónomas, y con especial atención aquellas, como nuestras Islas, registran una gran afluencia de visitantes, extreman las medidas para evitar los impagos de turistas morosos que acaban provocando pérdidas. Y, también, impedir la picaresca de quienes se trasladan fuera de su país de residencia para practicar el ‘turismo sanitario’.

El nuevo director general del IB-Salut, Manuel Palomino, aumentó los controles de facturación, el personal y los medios técnicos destinados a evitar fraudes en los hospitales protagonizados por pacientes extranjeros que se marchaban sin haber pagado la asistencia sanitaria recibida en el archipiélago.

La actualización de las tarifas y circuitos de identificación de cada uno de estos usuarios junto con la contratación de una empresa externa para perseguir a los morosos en sus países de origen son algunas de las medidas que ha aplicado el IB-Salut. Pero la gestión es compleja, porque las cantidades recaudadas a los visitantes comunitarios se ingresan en un fondo estatal y después el Gobierno lo distribuye entre las comunidades. El objetivo está fijado: la atención sanitaria a los extranjeros se debe cobrar, y ello exige métodos ágiles y eficaces que el Govern ha de aplicar sin titubeos.