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Empieza el 2023, marcado por dos convocatorias electorales que condicionan la actividad política: las municipales y autonómicas que se celebrarán el 28 de mayo, con un nuevo mandato en los ayuntamientos y la mayoría de las comunidades; y las elecciones generales, cuya fecha se sitúa en torno al 10 de diciembre. Entramos en la recta final de la legislatura regional, porque en Balears, el Parlament que salió de las urnas en mayo de 2019, quedará disuelto a finales de marzo, cuando la presidenta Francina Armengol firme la convocatoria de los comicios para elegir los 59 nuevos diputados que decidirán la investidura de la próxima inquilina del Consulat de Mar.

Con unas encuestas que dan un empate técnico entre izquierda y derecha, la presidenta Armengol iniciará un tercer mandato o será relevada por la presidenta del PP balear, Marga Prohens. En Menorca seguirá la socialista Susana Mora o será investida la popular Misericordia Sugrañes. Más allá de las tensiones y los reproches entre Gobierno y oposición, así como los desacuerdos entre el PSOE y Unidas Podemos -socios del Gobierno Sánchez y, al mismo tiempo, adversarios políticos- los ciudadanos demandan soluciones. Acabó el tiempo de las mayorías absolutas. La formación de los próximos gobiernos implicará pactos que deben garantizar coherencia, rigor y eficacia en la gestión pública.