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Balears es de las pocas autonomías que logra salvar los muebles en materia de desempleo durante el primer trimestre del año. En su conjunto, las Islas estabilizan los datos del paro gracias a que la oferta de alojamiento urbano no deja de crecer y al arranque de la temporada turística. Las oportunidades para encontrar empleo en las Islas constituyen un gran atractivo, pero al mismo tiempo genera problemas en los servicios públicos, que han de atender una demanda creciente, además de agravar la falta de vivienda a precio asequible.

Se crean más puestos de trabajo en Balears, pero el conjunto de parados –un 18,14 por ciento– supera la media estatal; una contradicción que motiva una profunda reflexión social para tomar medidas con las que atajar esta perversa dinámica. La fortaleza de la industria turística, motor del PIB de Balears, augura un buen balance económico al final de 2023, porque generar empleo significa generar riqueza en la medida que favorece la inversión y el consumo. Esta situación coyuntural tan favorable no debe ser un pretexto para seguir aplazando el debate en profundidad del modelo económico de estas Islas a medio y largo plazo, cada una con sus características específicas. La inquietud y la preocupación de la sociedad balear crecen a medida que aumenta la percepción de estar condenados a morir de éxito.