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Por primera vez en su historia laboral, Balears superó durante el mes de mayo los 600.000 afiliados a la Seguridad Social y la tasa de paro se situó en el 4,6 por cien, lo que significa una situación de pleno empleo. Pero las empresas de las Islas necesitan mano de obra porque no consiguen cubrir los puestos de trabajo con la consecuencia de que la falta de personal se ha convertido en la primera preocupación de numerosos empresarios. Un problema acuciante que lastra la actividad económica y dificulta la inversión en un escenario de recuperación.

No se vislumbran soluciones inmediatas y nos hallamos ante un déficit estructural que se ve agravado por la falta de viviendas a precio asequible, lo que impide la llegada de nuevos trabajadores para atender la alta demanda de los meses de afluencia turística. Hostelería, construcción y agricultura son los sectores más perjudicados. Las dificultades para conseguir mano de obra son el segundo factor con mayor incidencia para dinamizar la actividad productiva, después de la incertidumbre sobre la evolución de la economía y la inflación, y con mayor peso que la financiación externa o la disponibilidad de recursos propios. Es el momento de abordar este problema y aportar propuestas para solucionarlo porque hay en juego el aprovechamiento de los fondos Next Generation UE, con fecha de caducidad.