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El Govern de Marga Prohens se ha lanzado en picado a intentar resolver el problema más acuciante para los habitantes de Balears: el acceso a la vivienda. No es fácil ni existen atajos, pero hay que actuar con valentía y determinación. La nueva consellera Marta Vidal plantea algunas medidas sensatas y casi de inmediata aplicación. Ofrecer suelo público para construir es el primer mandato si queremos ver pisos para la clase media. La idea de Vidal es edificar y dejar que las empresas promotoras alquilen las viviendas sin intervención institucional. La idea suena bien sobre el papel, pero con la Ley de Vivienda estatal en vigor es posible que pocos empresarios deseen asumir esa responsabilidad, dado el riesgo de impagos, la extrema protección del inquilino y la problemática okupa.   

Si bien ceder suelo público es imprescindible, la segunda parte del planteamiento es también necesaria: elevar la altura de los edificios residenciales, favorecer la conversión de locales comerciales en vivienda y permitir la segregación de pisos grandes en varios apartamentos. Aun así, los bajos salarios, la inflación y la imparable subida de los tipos de interés son asuntos que no pueden pasarse por alto, pues son auténticas piedras en el camino hacia la normalización del sector inmobiliario, que hoy parece servir solo al cliente de un altísimo poder adquisitivo.