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La fiesta de cumpleaños que organizó la directora insular, Marta Febrer, para su hija en el Llatzeret, muestra los límites en el uso del patrimonio y los bienes públicos por parte de los responsables de las administraciones. La actuación es un error de libro por parte de un alto cargo del Consell que no puede alegar ignorancia y que quizás tuvo que haber tenido mejor asesoramiento. No se puede mezclar un objetivo de gestión, como favorecer el acceso de alumnos de los centros a un monumento como el Llatzeret, con el uso privativo para una fiesta de cumpleaños. La prueba piloto, que se ha planteado como justificación, no tiene sentido alguno. Constituye una torpeza que le ha costado el cargo.

El trabajo de investigación informativa realizado por «Es Diari» y el periodista David Marquès, contrastando todos los datos, ha permitido que la opinión pública conozca este caso y que los responsables políticos hayan actuado en consecuencia. El presidente del Consell, Adolfo Vilafranca, no ha demorado la decisión de cesar a la directora insular, tras calificar de «comportamiento intolerable» su actuación, reiterando el compromiso del equipo de gobierno del PP con la buena gestión pública. Con el cese, Vilafranca transmite una mensaje claro sobre los límites en el uso personal de lo que es de todos.