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Las protestas ciudadanas contra la amnistía que negocia el PSOE con los independentistas catalanes están adquiriendo una deriva preocupante por la aparición de grupos y elementos ultras que se suman a las manifestaciones y las revientan, sobre todo en Madrid. Es indiscutible que los ciudadanos tienen todo el derecho del mundo a salir a la calle para protestar por lo que consideran oportuno, en forma de concentraciones pacíficas, pero también sería deseable que partidos como Vox no inciten los movimientos violentos, porque no se puede sacar rédito político de este tipo de situaciones.

El papel de la Policía Nacional, y la supuesta desproporción a la hora de reprimir las manifestaciones de Madrid, también ha sido criticada por algunas formaciones políticas, aunque en realidad parece más bien que se trata de ultras que provocan a los agentes.

Ante este panorama de crispación y malestar, que se traslada a las calles, el domingo se ha convocado en Palma una manifestación frente a la Delegación del Gobierno. El PP ha hecho un llamamiento a los suyos y también a los «socialistas desencantados» a sumarse a la convocatoria contra una amnistía que, según ellos, «vulnera la Constitución». La Policía vigilará su correcto desenlace y es de esperar que el sentido común prevalezca y se trate de una reivindicación pacífica.