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El final de año se le está complicando al PP balear. Cuando logra cerrar una fuga de agua se le abre otra y, en ocasiones, más seria que la anterior. Fresco todavía el asunto del vicepresidente Antoni Costa, que contrató a un imputado por agresión sexual, la intersección del caso Córdoba y la tensa relación con Vox han originado una tormenta que supera a las anteriores.

La negativa del PP a incluir en los presupuestos una partida de 20 millones de euros para la libre elección de lengua en la enseñanza, como reclama su socio ultra, ya tensó la cuerda. Ahora el conflicto con Llorenç Córdoba, presidente del Consell de Formentera, deja al Govern en una situación delicada. Córdoba ha dejado de apoyar al PP y va por libre, mientras que Vox cambia las normas del juego. Para aprobar las cuentas del 2024, además de la cantidad que exige para la elección del idioma en la educación, reclama una nueva rebaja fiscal y suprimir las subvenciones a sindicatos y patronales. Además, la formación de Abascal tampoco quiere que se aumente el presupuesto para IB3 y asfixiar al IB Dona.

Una extorsión en toda regla, pero el PP debe sellar acuerdos con Vox si quiere evitar seguir gobernando con los Presupuestos de Armengol. Será un fin de semana largo para el PP, que se sentará a negociar con un ‘aliado’ dispuesto a romper con todos los códigos.