TW

Con el mercado inmobiliario sin frenos en Menorca, cifras astronómicas en los precios y alquileres desorbitados, asistimos a una proliferación de las agencias inmobiliarias en la Isla. Es una de las pocas actividades de Balears donde no hay falta de personal cualificado, aunque también es cierto que en muchas ocasiones los vendedores carecen de la formación exigible a un gremio tan pujante. Este sector ha de ser regulado para evitar que repercuta negativamente en la oferta.

El principal problema que conlleva una competencia salvaje consiste en la aparición de desalmados dispuestos a timar y estafar a los compradores. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que gran parte de las compras inmobiliarias, sobre todo cuando hablamos de propiedad de lujo y fincas rústicas -de lo que contamos con numerosos ejemplos en Menorca- las llevan a cabo inversores extranjeros. También pueden ser presa fácil de desaprensivos. Es preciso, por tanto, establecer mecanismos para ordenar y regular con eficacia un sector que ahora registra un crecimiento exponencial. Un requisito imprescindible para que todas las operaciones se lleven a cabo con garantías y plena transparencia.