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El alcalde de Maó ha suspendido de sus funciones al interventor municipal, aunque las explicaciones de la decisión son escuetas y confusas. No se da más razón que el bloqueo de expedientes y problemas de tramitación administrativa y se sugiere, por tanto, que el entorpecimiento que causa en la burocracia municipal es grave, suficiente para justificar tan drástica medida.

El episodio en sí puede que no tenga más importancia que la relacionada con una conducta personal determinada y, en ese supuesto, ha de circunscribirse a un caso aislado. Sin embargo, algunos antecedentes de parecida naturaleza en el Ayuntamiento de Maó en los últimos años sugieren que tal vez deba cuestionarse el modelo de personal funcionario. Hace años que ésta y otras corporaciones renunciaron a la independencia que garantiza un funcionario de carrera en los puestos clave de la administración local como son el secretario y el interventor y optó por funcionarios de confianza, de contratación directa. Este sistema, sin embargo, no parece el más adecuado para funciones de control y fiscalización de cuentas, para las que los requisitos han de ser, sobre todo, rigor y objetividad profesional.