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El mundo espera a Obama y Obama sabe que, en la víspera de la toma del mando, el mundo está pendiente del nuevo presidente de los Estados Unidos. Pocas veces había levantado tanta expectación el relevo en la Casa Blanca y posiblemente nunca como ahora esté tan justificada.

El que será el 44 presidente de los Estados Unidos recibe una inquietante herencia de su antecesor. Del exterior, la hemorragia de dos guerras directas, varios conflictos con presencia militar o diplomática norteamericana y la amenaza permanente del terrorismo en un clima de diálogo sordo entre Oriente y Occidente. La imagen interna no es mejor, proyecta la mayor crisis financiera que se recuerda desde, posiblemente, la gran depresión de los años 20. Ese escenario no alienta el optimismo y, sin embargo, la esperanza en la gestión de Obama ha recorrido el mundo desde su victoria electoral, ha crecido la necesidad de un líder mundial y se ha generado la obligación de devolver al ciudadano la confianza en el mercado, demasiado reto. El propio presidente electo ha advertido que habrá reveses, frustraciones y decepciones, aunque para empezar cuenta con el beneficio de la unidad y el apoyo general.