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Margarita Caules Ametller
Semana tras semana voy conociendo nuevos personajes, de los muchos que hicieron posible que en nuestra ciudad fructificara una afición como la actual dedicada al mundo del caballo. Gracias a los mismos que se dedicaron en cuerpo y alma al espectáculo del trote. Jamás debieron imaginar, que después de 75 años dispondrían de un hipódromo de las características del actual, con sus cuadras, sus apuestas y el bar restaurante, punto de reunión para muchas familias aficionados y publico en general, en donde sus hijos juegan van creciendo y observando aquel ambiente, que a buen seguro muchos de ellos continuarán.

A buen seguro, muchos recordarán, a can Joan de ses olles que se encontraba en la plaza des Padronet. Negocio que abrió al público el matrimonio formado por Juan Pons natural del vecino pueblo de Sant Climent y su esposa Juana Olives. establecimiento dedicado a la venta de toda clase de genero de loza y material de terra cuita, repleta de tians, olles, plats, y cuanto se precisaba en un hogar principalmente en la cocina, el matrimonio disponía de ello, sin faltar las consabidas macetas.

Otro de los servicios que ofrecían, era el alquiler de platos, tazas para desayuno porcellana blanca, vasos, copas, cubiertos, palangranas. Que se utilizaban en los hogares para invitar a familiares y amigos en los convites de bodas, bautizos y comuniones. La cosa era muy distinta a la actual, hoy las familias tan solo se juntan en los funerales, antaño incluso se invitaban en es fills de cosins. Las celebraciones han llegado a un extremo prohibitivo, celebrándose en afamados restaurantes a precios de repica talons.

Antes todos colaboraban haciendo los panecillos, pastas saladas, las ensaimadas, adquiriéndose un par de pasteles por comensal, se servia chocolate a la taza, vino de Alella, una copa y todos tan felices. Tan sólo lo que debía faltar era s'escudellam. Para ello se precisaba de los servicios que cito mas arriba y desde antiguo se encontraban en Mahón varias casas dedicadas al alquiler, como podrían ser la familia Pons Olives, el comercio de La Valenciana y davall es Pont de Sant Roc, entre otros.

Los Pons Olives, tuvieron 6 hijos, yo tan solo he conocido, a Niní, Bartolomé, destacado mecánico dedicado a la compra y venta de automóviles, negocio que continua Juan, su hijo mayor; Miguel y Alfonso este último muy buen profesional en el mundo de la bisutería.
Mientras Bartolomé, mira de vender automóviles, continuaba con el negocio de sus padres vendiendo al publico en el mismo lugar, su hermano Miguel lo hacía al por mayor. Para ello se dirigía a Mallorca comprando el genero que una vez adquirido iba repartiendo con su carro y una bístia por los pueblos de la isla.

Nadie mejor que su esposa Juana Pellicer para explicar de aquellos días.

Las respectivas familias habían sido vecinos toda la vida, desde pequeños, nacieron y crecieron siempre en es Padronet, aun hoy allí vive. Haciéndome saber que su hermana mayor llamada Lucía, se caso con su cuñado en Mevis, o sea dos hermanos con dos hermanas, con la particularidad, que ella no tan sólo se unió en matrimonio con Miguel, a la vez lo hizo con su caballo, es cavall sempre anava davant davant.
Pasé una tarde divertidísima, con su charla, sus anécdotas y comentarios. Sus días de colegio en el Fontiroig, sus juegos en la vieja plazoleta, de cuando fue dependienta en casa Grau, mercería muy acreditada, donde se despachaban toda clase de hilos para coser, hilvanar, bordar a mano y a máquina, hebillas, alfileres de todo tipo, imperdibles, agulles de cap negre per as vels de dol, broches, botones, boatas, de tot. De allí paso hacer el mismo trabajo cara el público en casa Marisa, prestigiosa tienda de la cual he definido en cantidad de ocasiones y lo hago una vez más complacida en hacerlo por la amistad que la unió a ella y a su esposo con Gori, todos ellos al cel sien.

Revivió la inauguración de aquel local esquina Hannover con la plaza de las Palmeras, las dependientas de uniforme, la propietaria, la señora Marisa, mujer calificada con muy buen gusto.

Continuó explicándome, a la vez que se sonreía? que su novio, Miguel, no veía con buenos ojos su empleo de dependienta era un poc raro. Dejó aquel trabajo que tanto le gustaba cuando se casaron.

Juana Pellicer, feligresa y muy devota de la parroquia de santa Maria, según ella por la vecindad, allí la bautizaron, hizo la primera comunión, se casó y espera que al igual que a su esposo le digan el funeral, está encantada con el rector don Josep Manguán, definiéndolo muy cariñoso y atento, la última vez que estuvo muy enferma la visitaba muy a menudo a pesar del poco tiempo de que dispone.

Continuó explicando que se casaron el 24 de junio del 46, tras desayunar toda la familia en la casa de sus suegros, precisamente la madre del novio que era muy buena cocinera, preparo un berenar de dalt de tot. El joven matrimonio, partió hacia Fornells, con una camioneta des nuví, comieron en casa Burdó, partiendo hacia Ciutadella ya que era la fiesta mayor y Miguel, no podía perderse el placer de ver los caballos y comentar con los payeses sobre los mismos, era un forofo.

Fue una lástima, así se expresa al hablar de que no tuvieron hijos, y a la vez en su hogar no faltaron las consabidas risas ni los juegos infantiles, puede decirse que ayudó a criar los 4 que tuvo su hermana Lucía y su cuñado Mevis. Incluso los trato y continua dirigiéndose a ellos como si los hubiera concebido, los quiso y quiere con locura. A la vez que feliz el ver el trato que tienen con ella, especialmente Juan, el mayor, comprende que todos tienen mucho por hacer y es imposible, principalmente Tolo, el vivo retrato de su difunto marido que sempre anava darrera cavalls. Hace de mecánico como su padre y hi té prou pa cuit, anar darrera un cavall. Santi también tiene mucho jaleo.

La vida de Miguel Pons Olives, siempre fue en torno a los caballos, pasaba más horas en la Morada que en su casa, con el tema que me ocupa, junto a sus amigos Pedro amagat, el doctor Mir, Teixidor, Antonio Ferrer, Pepe Carreras que cuando fue presidente de la sociedad, Miguel fue uno de los vocales.

Tuvo infinidad de caballos, entre ellos Lapis que le proporcionó infinidad de triunfos. UP, Rosalinda, Robin y Sierra Morena, Azucena, Sambrana, Hipsus, Hidaira, Neka, Epi? Es imposible describirlos, y también dar una lista detallada, han transcurrido tantos años?

Fue en una revista donde Juana observó que el príncipe consorte de Inglaterra para ir a caballo lucía una camisa de seda en color azul y mangas rojas, ello la motivó a hacer que la modista de la familia, Margarita de s'elèctrica le cosiera una tal cual y aún hoy su sobrino Tolo usa los mismos colores.
Añadió que Juan el mayor d'en Mevis, fue el encargado durante largo tiempo de cuidar a los 3 caballos, gozaba el pasear a caballo hasta el puerto, en la Colàrsega donde lo lavaba a la vez que refrescaba, usando sucre plom para las patas y el secreto de los triunfos era llevarlos bien alimentados, alfals, canya dolça, xivada, faves. Cuando se fue a estudiar, echó en falta los paseos que cada tarde daba con alguno de ellos, era un deleite hacerlo mientras su tío disfrutaba de la bella estampa, orgulloso que continuara su afición.

Antes de despedirme, Juana, la viuda de Miguel Pons Olives, me recalcó que escribiera que ella se había casado con un homo i un cavall.
El 2 de julio de 1980, tras una grave e incurable enfermedad, Miguel falleció en es Padronet, donde nació y transcurrió su vida, los aficionados del noble bruto jamás lo han olvidado, algo totalmente imposible, quizás fue uno de los mejores puntales para la afición.

Gracias, Juana, por recibirme, por deleitarme con sus recuerdos, por su memoria de sus días vividos junto a un marido que deduzco vivió siempre pendiente de sus caballos, usted fue tan generosa que dejó así fuera, entregándose en cuerpo y alma a sus sobrinos, los niños que no concibió pero amó y ama tanto.