TW
0

La progresiva destrucción de puestos de trabajo y el bajón en el número de cotizantes de la Seguridad Social son dos parámetros que determinan en toda su crudeza la celeridad de la crisis.

Los datos del paro correspondientes al pasado mes de enero eran previsibles a tenor del ritmo de deterioro que va alcanzando el mercado laboral. En este sentido ya no caben sorpresas. Con casi 200.000 nuevos parados en enero, la cifra global del desempleo supera ya los 3,3 millones de trabajadores. No hay que descartar, desgraciadamente, que en unos meses sean 4 millones. Y en Balears, el hecho de haber sido en enero la comunidad con el menor aumento del paro es un dato insatisfactorio, toda vez que hoy se contabilizan casi 75.000 desempleados.

Apabullados por el vertiginoso aumento del paro, administraciones públicas y empresas privadas tienen que intensificar sus esfuerzos. Y más cuando la baja de afiliados en la Seguridad Social se ha cifrado en casi un millón en el último año. Invertir la tendencia de estos números será una tarea muy difícil, pero no queda otra opción. Una responsabilidad que atañe al poder público y a todos los sectores de la economía.