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El Fomento del Turismo no desaparece sino que se reconvertirá. Así lo han decidido los 28 socios que participaron en la asamblea celebrada el pasado jueves.
La escasísima asistencia de asociados a las convocatorias de esta entidad ha sido algo habitual durante muchos años y no cabe extrañarse por ello. En todo caso es un dato muy ilustrativo del desinterés y la pasividad reinantes entre la industria turística respecto a la labor que ha desarrollado el Fomento en favor de la principal actividad económica de la Isla.

El Fomento regresa a sus orígenes y lo hace con más pena que gloria. La historia reconocerá el gran trabajo de promoción de Menorca llevado a cabo. Y la sociedad algún día tendrá que agradecerlo. Pero hoy la conversión en un mero foro de debate era obligada, por un lado debido a la despreocupación de los mismos socios y, por otro, ante la irrupción en los últimos lustros de fuertes intereses políticos que han prevalecido sobre el interés general. El Fomento vuelve al Ateneo de Maó porque numerosos políticos y empresarios se preocuparon primero por su protagonismo público, por salir en la foto, antes que dedicarse de lleno a consolidar la entidad turística. Ahora, cuando menos, hay que desearle al Fomento que sus debates sean muy fructíferos.