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JB Marquès
Plantea una fiel lectora de esta página 2 su decepción provisional por la oferta de numerosos canales de televisión que sigue por el sistema TDT. Se queja la comunicante porque considera que la mayoría de los nuevos operadores no aportan novedades atractivas para el telespectador. Es más, opina que esas empresas se limitan a brindar más de lo mismo, tanto en el terreno de información y opinión como en el del entretenimiento.

La lectora me pide mi punto de vista sobre la cuestión pero no me atrevo a juzgarla. Sí le expreso, no obstante, una perogrullada: Un medio de comunicación, sea impreso o audiovisual, se gana la credibilidad del público a partir de unos contenidos de calidad. Un envoltorio puede resultar muy atractivo, muy llamativo, muy original, pero de nada sirve si el producto envuelto carece de interés, de valor o no despierta un mínimo de curiosidad. Un programa informativo engancha si ofrece noticias e historias que sean realmente novedosas.
Un programa de entretenimiento triunfa si distrae, si puede seguirse desde una actitud de relajación, sin presiones sobre el chip de la mente.