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PEP MIR
Dos decepciones en un mismo día. La primera es que no aparezco en la lista Forbes de las personas más ricas del mundo. En parte ya intuía que esto me iba a suceder, a pesar de que el volumen de las más grandes y por tanto indecentes fortunas del planeta ha disminuido por la crisis. Y lo peor es que lo tengo mal para incorporarme a la lista del año que viene porque los empresarios de la CEOE me quieren congelar el sueldo para hacer frente a la mala salud de un sistema económico aquejado de unos excesos de los que algunos de ellos, junto a bancos y especuladores, son muchísimo más culpables que yo. Pese a ello se agradece su voluntad de compartir la responsabilidad de sus resultados porque esto quiere decir que cuando haya beneficios... Bueno, puestos a fantasear, la segunda decepción es que se ha certificado que Anastasia Romanov murió en la revolución bolchevique, lo que desmonta la trama de la película de dibujos en la que se enfrenta al malvado Rasputín y al histriónico Bartok. Sólo nos faltaría ahora que a los investigadores especializados en estudios de escasa o nula utilidad, que no son pocos, les diera por ir desmontando este tipo de misteriosas historias. Me temo que a este paso nos vamos a quedar sin una nómina decente y sin bonitas leyendas que contar a la misma velocidad que nos hemos quedado ya sin anuncios de créditos telefónicos al instante.