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La última encuesta sobre las preocupaciones de los jóvenes menorquines realizada por el Institut Balear de la Juventut, desvela uno de los hechos que más se comenta y que, a menudo, es cuestión de debate: en Menorca cada vez hay menos ocio y, en caso de haberlo, no suele ser atractivo. Un 23 por ciento de la juventud menorquina sitúa como uno de los principales problemas la insuficiencia de instalaciones y oferta de ocio, además de reclamar un programa diferente para las noches de diversión. Es bastante chocante ver como muchos locales han ido cerrando sus puertas, bien sea por trabas burocráticas o por otras razones. Entristece ver como hace unos años se podía elegir a qué concierto asistir; ahora si hay uno, es motivo de celebración. Este no es un problema exclusivo de la franja de edad comprendida entre los 18 y los 35 años; aquellos que pasan de los 40 no disponen de locales para hacer algo tan simple como bailar, ahora ya no. Y mientras esta situación se agrava cada vez más para aquellos que vivimos en la Isla todo el año, cabe reflexionar sobre quienes quieren pero no pueden. En Menorca parece ser lógico que exista cierto temor a poner en marcha cualquier iniciativa, ya que a veces nadie se digna a aparecer. Por lo tanto, qué fue antes ¿el huevo o la gallina? Atención a las encuestas, dicen mucho y quien avisa no es traidor.