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Pertenecía a las milicias de caballería que plantaron cara en 1644 a la incursión de los piratas árabes en la Olla de Ses Coves donde perdió la vida el jefe de las fuerzas de resistencia Miquel Barçola Cardona. La enseña fue conservada durante más de trescientos años por la familia Albertí y fue en 1944 cuando fue entregada al Ayuntamiento para que la custodiara y la conservara como emblema de la ciudad y sus ciudadanos. Pero tantos años de historia no le han servido a la bandera d'en Barçola para captar la atención que se merece. Ahora, con la llegada de los rifirafes, su éxito está asegurado. Con la recuperación de la bandera que ha costado unos 13.000 euracos descubren que el estandarte era rojizo, amarillo subido y azul prusia. ¿Y ahora qué? ¿Desafiamos a la tradición y dejamos que los alaiorenses sigan relacionando el municipio con el ocre y el azul claro o debemos recuperar la originalidad y ser fieles a nuestro patrimonio? Aquí comienza una nueva etapa de comentarios y cuchicheos que tanto nos gusta a los 'alaurencs'. Mi corazoncito de Lô dice que no modificar los colores es engañarnos y ponernos una venda ante los ojos. Si la tradición nos dice que hasta el momento estábamos equivocados ¿por qué omitir la realidad? Pero, no se preocupen que la culpa de todo la tendrá la pobre cochinilla que además de morir plasmada en la bandera para darle el tono rojizo no ha sabido mantener su color.