TW
0

El senador Bagur se ha convertido en el adalid de la defensa de los derechos de los pasajeros y ha anunciado medidas -básicamente preguntas al Gobierno a través del Senado- convencido de que habrá marcha atrás en el anunciado maletazo. Ojalá tenga razón en su optimismo y más suerte que la cosechada con el famoso ascensor del puerto que no logró poner en marcha en 15 años y que ahora le reclaman a su sucesor los empresarios y ciudadanos de la zona.

Bien mirado, el maletazo no es un problema sino una cuestión incidental en el verdadero problema, el del transporte aéreo. Comentaba en privado Mateo Mir que, salvo los estudiantes, los menorquines no viajan con maletas pesadas. Y los estudiantes viajan cada vez con menos libros, sustituidos por el portátil. De modo que el asunto deberá encararse por el perfil adecuado, por el de la discriminación que sufre el menorquín que, por ejemplo, debe viajar a Palma, a la capital de provincia, por razones médicas, administrativas o de otra índole y que carece de alternativa. Esa particularidad penaliza la condición de residente en Menorca, nos discrimina frente a los mallorquines, que no están sometidos a la tiranía de viajar a la capital a precio único -ahora ni eso, el precio único a veces es más caro-. Ése, y no la maleta, es el problema, el de ayer, el de hoy y, visto lo visto, el de mañana.