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Cuando iba al instituto en Granada, tenía un profesor de filosofía de 70 años. Sus clases me resultaban de lo más interesantes; casi siempre acabábamos con un debate en el que la mayoría de los alumnos nos involucrábamos con toda la pasión del mundo. Hubo un día en el que hablamos de la evolución del ser humano. Nuestro profesor argumentaba sobre la inteligencia del Hombre haciendo referencia a su proceso evolutivo y comparándolo con el de las hormigas. "El humano no se rige por comportamientos instintivos, mientras que las hormigas llevan haciendo lo mismo durante siglos" explicaba el profesor. Uno de mis compañeros levantó la mano y dijo "ante tal uso de la inteligencia y la situación del planeta, habría que preguntarse quién ha evolucionado a mejor". Aquella reflexión sorprendió al profesor. Debates aparte, hay un dato que nos hace reflexionar una vez más: la propuesta para prohibir el comercio internacional del atún rojo ha sido rechazada. Los motivos son, como siempre, económicos. Lo irónico del asunto es que este rechazo se llevó a cabo en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora. Seguimos pensando que todo nos pertenece y será así hasta el día que ese todo se acabe. Mientras tanto, las hormigas continuarán con lo suyo.