TW
0

Todas las administraciones guardan en sus archivos proyectos de obras que nunca llegaron a ejecutarse o que se modificaron varias veces en sus eternas tramitaciones. Son proyectos que se han "vendido" a los ciudadanos en varias ocasiones. Han caído en el olvido o se han demorado excesivamente debido a que no contaban con el dinero para financiarlos. En otros casos, se ha llevado a cabo la ejecución de unas obras y después se ha multiplicado su coste. Todos los gobiernos se obsesionan por presentar proyectos nuevos pero en estos momentos conviene que las administraciones públicas actúen con cautela en aras de una buena gestión económica que se base en un concepto todavía en crisis, el de austeridad.

Hay que valorar algunas ideas: Ninguna crisis económica se supera gastando más dinero público. Las administraciones públicas no deben suplir la iniciativa privada ni sucumbir a la tentación de ese control social. Gastar en proyectos innecesarios o no prioritarios es sinónimo de malgastar. La mejor gestión ahora no es la que consigue invertir más sino la que gasta menos. Ante cualquier proyecto nuevo habrá que hacer la pregunta imprescindible: ¿es necesario ahora?