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Es habitual que cualquier acto de vandalismo se asocie con los jóvenes, a los que también se les cuelga la etiqueta del consumo de drogas, la práctica del botellón y la falta de interés por el estudio y la formación.

Los estereotipos surgen de las estadísticas y, a pesar de que los datos tienen base y deben ser analizados, la excesiva generalización es profundamente injusta. Esta Semana Santa vemos en Menorca a grupos de jóvenes que aspiran a mejorar la sociedad. 200 escultistas de Catalunya, Valencia y Balears comparten sus experiencias en un encuentro en Sa Vinyeta.

Otros han participado en la Pasqua Jove y muchos habrán buscado alguna forma de aprovechar estos días de vacaciones en actividades que les permiten crecer, alejándose de los tópicos sociales.

Este es un momento en que la sociedad debe valorar la importancia de la actividad que desarrollan los grupos y asociaciones juveniles dedicados al ocio educativo. La oferta es amplia. En Menorca, el escultismo ha tenido un peso especial desde hace muchos años. A menudo lucha contra corriente, pero sigue siendo un referente para promover el compromiso cívico de dejar cualquier sitio mejor de como se ha encontrado.