TW
0

La Iglesia ha vivido la Semana Santa sometida a una campaña feroz por parte de algunos medios de comunicación, utilizando los graves casos de pederastia como un argumento para desacreditar al Papa y a la misma Iglesia. Respetando la libertad de crítica, hay que saber ver cuando ésta se basa en una actitud de desprecio a la institución eclesial por los valores que representa. Por parte de muchos medios que alientan la campaña es evidente la desproporción de este tratamiento noticioso con relación al vacío informativo que aplican cuando se trata de mostrar el compromiso social de quienes militan en el cristianismo. No hay que restar importancia a los casos de pederastia que afectan a miembros del clero. El Papa ha expresado su pesar por este motivo, ha pedido perdón a las víctimas y ha llamado a la colaboración con la Justicia. Sin embargo, nadie puede exigir que una Iglesia comprometida con los que más sufren se convierta en juez y se dedique a condenar, cuando su misión evangélica es salvar a las personas. Tampoco es lógico que se pretenda abrir un debate sobre el celibato a partir de las denuncias por pederastia, que son mucho más numerosas entre los no célibes.