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Autoridad Portuaria ha actuado en La Solana, puerto de Maó, para corregir el hecho que algunas propiedades concebidas para el trabajo hubieran pasado a ser para el ocio, alterando el espíritu de una antigua concesión. La filosofía en la que se enmarca la actuación es que aquello que es de todos no lo disfruten unos pocos, a menos que les sirva para ganarse la vida.

El proceso de reversión se produce justo cuando acaba de regresar al debate público el caso del Lazareto. Y es curioso. El Ministerio de Sanidad tampoco se hizo con la titularidad del Lazareto para que sus funcionarios pasaran allí unas vacaciones tranquilas, baratas e idílicas. El Lazareto no tiene ahora más fin sanitario que relajar a sus asalariados, una situación anacrónica, vergonzosa, humillante y nociva para los menorquines.

La mayoría de los propietarios de La Solana el martes dieron la cara, hablaron con Autoridad Portuaria y clarificaron más o menos una situación que comprenden aunque puedan no compartir del todo. Por contra, el Ministerio de Sanidad se esconde. Dice que el caso del Lazareto es de orden interno. Calla y no escucha, para no tener que rebatir.

Los propietarios de La Solana se deben a sus razones y al sentido de la justicia. El Ministerio de Sanidad y el Gobierno del que forma parte se deben, por lo visto, a otras cosas, a otros intereses que no explican pero se intuyen. Lamentable.