Ciutadella 2.5.2010. Joan Ametller Bosch va rebre la 1ª Comunió a Sant Antoni M. Claret

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No es la carne y la sangre, sino el corazón lo que nos hace padres e hijos.
Schiller

Recuerdo que hace bastantes años, escuchaba a mis mayores comentando la gran riqueza que poseían. No lograba comprender de qué riquezas hablaban. Por no tener, no tenían ni casas, ni una caseta a s'altra banda, ni un bot, ni un hort... y mucho menos un lloc . En la caja del señor Fradera, las libretas conteniendo cuanto podían ir entregando cada mes, guardado cautelosamente para el día de mañana, mientras yo iba pensando a la vez que preguntándome a qué debían referirse.

Han tenido que pasar muchos años. Hoy, madre de familia, licenciada a la vez que diplomada con el titulo superior de abuela , el pelo canoso y las cosas propias que conlleva el paso del tiempo, entre algunas a las que Dios nos manda a título de prueba, he logrado comprender a lo que con tanto énfasis ellos, mis padres, se referían. Claro que sí, que lo comprendo y debo darles la razón. No existe riqueza mayor que la familia, es un tesoro inigualable. Tanto, que todas las mañanas al mirar al cielo invocando a nuestro Dios, abriéndole el corazón tal cual sa finestra de s'estudiet de darrera le digo... gracias Dios mío, por todo cuanto me habéis dado, por esta familia maravillosa, gracias, Dios mío, gracias...

Precisamente, el pasado domingo dos de mayo lo reviví muy de cerca, fue uno de estos días inolvidables, de los que no se olvidan, por cuanto sucedió a lo largo del mismo.
Alguien creerá que me enrollo, y es posible, en estos momentos que me encuentro frente el ordenador, un cúmulo de cosas y vivencias acuden galopando a mi memoria. Son tantas las que diría y tantas por contar, que he decidido hacer punto y aparte y empezar sa xerradeta remontándome hacia atrás, muy atrás, todo cuanto pueda. Estoy convencida de que los jóvenes de la familia tomaran buena nota de ello.

Mi abuelo materno, Juan Ameller Ameller, natural de Migjorn Gran, hijo de Juan Ameller Piris y Margarita Ameller Pelegrí, ambos nacidos en aquel pueblo, tuvo varios hermanos y dos hermanas, entre ellos a Francisco, al que siempre llamé es conco Xico, tío carnal de mi madre Juanita Ameller Pons.

Como el mundo es un pañuelo, y éste lleno de casualidades, hizo que el tal Xico conociera a una joven muy agraciada, morena de ojos vivarachos, que servía en casa de los señores Font, es pintor costumbrista, que vivían en el Cós de Gracia de Mahón.

Ella, Juanita Caules Llull, fue la sexta de ocho hermanos. Vino al mundo en Fornells, el primer día del año de 1901. Falleció el día de santa Margarita (20 de julio de 1957) en el predio de Binisafúller Nou, del término de Sant Lluís, donde vivieron largo tiempo. Cuando tan sólo contaba con 56 años, no pudo hacer frente a un siempre temible cáncer de mama y dejó este mundo y a sus seres más queridos, ya que se trataba de una madre modelo. Lamentablemente, Margarita, Juanito y Jaime vivieron la amarga experiencia, siendo demasiado jóvenes cuando más la necesitaban, la hija paso a ser sa madona hasta que entregó su vida a la congregación Franciscana.

Juanita Caules Llull fue una de mis tías carnales. Hermana de mi padre, en Gori de ses motores, lo que hace que sus tres hijos, al cel sien. Margarita ( 3-12-1936), Juan ( -8- 20 meses después que su hermana y falleció el 17-12-2001), Jaime (16- 2-1944, lamentablemente carezco de la fecha de su fallecimiento). Fueron, a la vez que primos carnales, lo que en Menorca se da a conocer como fills de cosins. Siendo sus apellidos Ameller Caules, y una servidora soy Caules Ametller.

Según me explicaba el de las motoras, de siempre había mantenido una gran unión, cariño, comprensión y complicidad con sus dos hermanas que le precedieron, Juanita y Elena. Especialmente con Juanita ,ya que Elena pasó a vivir a Lluchmayor al casarse con un mallorquín.

La primera, porque tan sólo contaba con seis años cuando el nació y para ella representó su muñeco, idéntico al que jugaban las niñas de casa bien y que ella no podía disponer porque sus padres eran unos más de los muchos fornellers que se trasladaron a Mahón en busca de un mejor vivir, con más trabajo, más ganancias, a la vez que poder colocar a sus hijas mayores de criadas en casas de señores, donde a la vez que trabajaban els mantenien, como fue el caso de mis tías, María, Isabel y Margarita.

Hasta aquí, he intentado hacer un preámbulo a modo de presentación familiar, siempre grato, y en el caso que me ocupa mucho mas, ya que se trata de comentar, la primera comunión de Joan Ametller Bosch, que en peldaño familiar ocupa el séptimo escalón hasta alcanzar a Juan Ameller, casado con Margarita Mascaró en Alayor el 17 de junio de 1799.

Lo de séptimo es entre, ya que éstos descendían de otros Joans. Debo recalcar que siempre figuramos Ameller, jamás con T, incluso toda la documentación de mi madre, en gloria esté, hasta el momento de su fallecimiento la T no figuró jamás. Y como muy bien decía y defendía, porque motivos no le faltaban y estudios sobre el particular tampoco, dándole toda clase de credibilidad, me refiero a Javier Ameller, abogado a la vez que secretario del Ayuntamiento des Castell. Lo de la T en nuestro apellido era un grave error, los apellidos jamás se deben catalanizar, pero sí conservar su procedencia.

Continúo: El niño de la primera comunión, nieto de mi primo Juan Ametller Caules, que después de fallecer su padre es conco en Xico, y ya casado con Margarita Pons Ortega, el matrimonio se hicieron cargo como payeses de aquella finca del término sur, donde nacieron Xisco ( actual alcalde de Mercadal), Miquel y Joan (este último es mi ahijado de pila). El mayor de los niños tendría poco más de cinco años, cuando se mudaron al predio de Talatí y transcurridos ocho más se establecieron en el cor de s'illa, Mercadal, en el predio conocido como Ses Costes, en el mismo pie de la montaña de Monte Toro.

Allí fueron creciendo y tengo la duda, de si Juana Loli, la cuarta de los hijos y la niña de la casa, nació antes de mudarse en es poble de Nàpols, según costumbre de antiguo al referirse a Mercadal.

Ni que decir tiene lo que representó para mí aquel ofrecimiento de mis primos Juan y Margarita, como madrina de su hijo. Al paso de los años, junto a su esposa Isabet son padres de 3 hermosas criaturas, Joan, Pere y una chavalita a la que llaman tal cual su madre.

Una vez detallados los vínculos familiares, deseo felicitarlos por la celebración eucarística y familiar. Decirles que ni tan siquiera recuerdo los años que hará que no había asistido a una misa de primera comunión tan bonita, por su sencillez, por su contenido, por la homilía, muy corta, muy precisa, fácil de entender por niños y mayores, sin aburrir a nadie. Saliéndose de los acostumbrados rollos de la mayoría de celebrantes, convirtiendo lo que debería ser en entrañable e inolvidable. Aproveché para felicitar al celebrante en Bosco, que fue párroco de Mercadal.

A la salida de la iglesia, una grata sorpresa esperaba al comulgante y una niña que también había recibido por vez primera a Jesús sacramentado. Se trataba de parte de instrumentistas del grupo folclórico Sant Isidre, en el cual forman parte. Es fillets van ballar con gracia y donaire el típico fandango. Una vez finalizado, se unieron a los niños, padres, tíos, primos entre ellos, el que en las fiestas de San Juan, llevara la bandera y los honores correspondientes de pagès fadrí. Sobrino de Isabet Bosch, madre des fiet de comunió.

Y entre los frondosos pinos del camping de Cala Galdana, respaldados por un espléndido servicio, una vez más, unimos nuestros lazos de cariño, recordando los Ameller y cuanto aquéllos sembraron a través de los tiempos. Con la caída del sol, la oración, nos unió.