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Primero fue Es Mercadal, luego Alaior y ahora, tras décadas de espera, Ferreries. La carretera general ha ido eludiendo poco a poco el paso de las poblaciones que se cruzan en su camino. Cuando la obra de la variante esté terminada quedarán para la historia aquellos viajes en los que ir de Ciutadella a Maó, o viceversa, era aprovechado por no pocos automovilistas para comprar un queso, los típicos carquinyols o tomarse un aperitivo. Era la versión local de las modernas áreas de descanso para un trayecto que durante buena parte del siglo pasado parecía mucho más largo de los cuarenta kilómetros que separan llevant de ponent.

Con el crecimiento del parque automovilístico y la densidad del tráfico, se aplicaron criterios de seguridad y la carretera se fue alejando de los cascos urbanos. No fueron pocos los que se preguntaron por los posibles perjuicios económicos de esta medida. Es Mercadal y Alaior se han ido buscando la vida. Ahora, Ferreries ya piensa ilusionada cómo va a reordenar la calle que gana para el pueblo. Y tranquilos, siempre habrá un motivo para seguir parándose en estas "áreas de descanso".