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Finalmente estalló la burbuja en España. La burbuja de la mentira y de la incompetencia de Rodríguez. Se ha acabado por fin el cuento de ZP. Después de intoxicar durante más de dos años a la opinión pública negando la existencia de la crisis o diciendo que, de haberla, en modo alguno afectaría a nuestro país, ahora ha tenido que doblegarse ante la evidencia y ante quienes le ha dicho que "ya vale de tonterías".

Efectivamente, han tenido que ser las instrucciones recibidas desde Bruselas, desde el FMI, de Merkel, del Presidente de China y del mismísimo Obama las que han tenido que parar los pies a tamaño insensato. Dejar la gestión de la crisis española en manos de Bruselas y de Washington no deja de significar una pérdida de soberanía y significa un descrédito para España.

Convertido en un auténtico charlatán de feria, Rodríguez ha venido engañando durante meses y meses a todos menos a ninguno, permitiéndose incluso la prepotencia de anunciar, en el paroxismo de la estulticia, que pronto superaríamos a Francia y a Italia en renta per cápita. En una loca carrera de despilfarro para enmascarar la realidad con medidas populistas e inútiles, Rodríguez ha agotado los recursos del Estado para su propio beneficio hasta el punto de convertirse, en un mundo tan interrelacionado, en un peligro para la economía mundial (de ahí la intervención de Obama).

La táctica del avestruz o del engaño masivo dura un tiempo pero la realidad acaba imponiéndose siempre. Las medidas que debería de haber tomado hace ya muchos meses las debe de tomar ahora en el marco de una situación mucho peor y con menos margen de maniobra debido al gran déficit acumulado por el descontrol en el gasto y cuando ya nuestro país esta a un paso de convertirse en otra Grecia.

Llegados ahí ha sido el amigo americano quien nos ha tenido que sacar del atolladero.

La intervención de Obama ha sido decisiva para doblegar la voluntad de Rodríguez.

La polémica surge cuando se estudian las medidas tomadas. La Unión Europea y Obama no le han exigido que rebaje el sueldo de los funcionarios ni convulsionar las pensiones sino que le han exigido que reduzca "como sea" 15.000 millones de euros del déficit que sólo él (y no otro) ha permitido. Es de lamentar que las medidas van sólo en detrimento de unos asalariados, de unos pensionistas, de jóvenes, etc. De hecho Rodríguez ha preferido perjudicar a las capas con menos poder adquisitivo antes que enfrentarse con los sindicatos (esa clase parasita enquistada en el presupuesto) a los cuales ni toca las monstruosas asignaciones que succionan, por el pánico de ZP a movilizaciones sociales.

Tampoco reduce la monstruosa e inútil maquinaría organizativa del Estado ni, siendo él tan social, tampoco "toca" las SICAV ni los grandes patrimonios.

Serán los débiles quienes apechugarán con la crisis. ¿Qué pensará un funcionario o un pensionista cuando vea que se pagan traductores de lenguas en el Senado, cuando se despilfarra el dinero en políticas lingüísticas, etc. … a costa de su paga?

Querer mantener a toda costa la ilusión de que "aquí no pasa nada" ha devenido en la situación extrema que sufre España. Menos mal que ha venido el amigo americano a sacarnos de la crisis que significa padecer a ZP.