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Las crónicas deportivas hubieran dado este resultado. Lo que no hubieran dicho era si había partido de vuelta, si había más competiciones en curso, o simplemente se jugaba a un solo partido. Y ahora tampoco se ha dicho. Lo cierto es que Zapatero continúa invicto, por tiempo indefinido.

Indefinido porque desconocemos su valor. Como los contratos de trabajo, vamos. Cuando los fijos pasaron a indefinidos, aquel calificativo marcó el punto de inflexión de las relaciones laborales. Y para enmascarar el ambiente incluso inventaron –para que luego digan que aquí no se inventa nada- el término de fijo-discontinuo. Y lo exportamos, ahora, décadas después, al exterior.

Y este invento nuestro, ahora no nos sirve. Mientras los demás países hablan de reformas laborales, de repartir el trabajo entre todos, aquí en la España de la pluma de avestruz –el toro ya anda camino del destierro- sólo buscamos un chivo expiatorio a quien echar sobre él al populacho. Y en esto hay que reconocer que Zapatero tiene maña.

O él o uno de sus ochocientos asesores que le rodean metedura tras metedura. Aún no sabemos si la reducción llevará intrínseca la desaparición de algunos de estos ochocientos magníficos o éstos quedarán indultados del sacrificio patrio. Lo cierto es que otros sí pagarán por él. Lo de siempre. Justos por pecadores. Y esto que de pecadores……, muchos.

¿Estado, autonomías, corporaciones locales…? El viernes se destapa la incógnita. O se complica, vaya usted a saber. Lo cierto es que el virus, y no precisamente de la gripe ésta que nunca fue como predijeron nuestras inteligentísimas autoridades, está corriendo por doquier. Y uno, analfabeto en esto y en muchas otras cuestiones, se pregunta por qué los otros tienen que apretarse el cinturón si es precisamente Zapatero quien nos ha llevado a la bancarrota.

La respuesta me viene en un estudio realizado por el Observatori de Polítiques Locals bajo el título Finançament municipal: análisis de la despesa no obligatòria dels ajuntaments de Mallorca. En este estudio realizado por Joaquín Alegre y Llorenç Pou, y editado por el Consell de Mallorca, se concluye que durante el periodo comprendido entre los años 2003-2005, los ayuntamientos de Mallorca, tuvieron que hacerse cargo de gastos, en concepto de servicios o actividades no obligatorias -o sea, de competencia estatal- una media de más de doscientos millones de euros anuales.

Más de un treinta y tanto por ciento del presupuesto municipal destinado a sufragar los gastos que el papá Estado no llevaba a cabo. Y así estamos. La deuda histórica que mantiene el Estado, éste que se viene a llamar del bienestar, y que adeuda a los municipios. Y los municipios que callan y pagan. Menos ahora, que callan y dicen que no pagan. ¿Y quien paga? Pues el funcionario.

La condicional lo deja claro. Si cuando el aumento de sueldo viene traducido por complementos de insularidad, y el Estado deja claro que al funcionario municipal se le "podrá" , pero no obliga a repercutir, ¿por qué, ahora este "podrá" debe representar una obligación por cuanto a la corporación local? ¿Acaso este cinco por ciento no representará la participación del funcionario en el pago de esta deuda histórica que mantiene el Estado con los municipios?

¿Cuánto dinero se ahorraría la municipalidad si dejara de satisfacer cantidades que rondan el tercio de su presupuesto en satisfacer servicios que no le corresponden por ley? ¿Cuántos proveedores podrían evitar el cierre de sus empresas si este dinero se destinara a satisfacer las deudas municipales? ¿Cuántos hogares, cuántas familias, dispondrían de los mínimos recursos para salir de la pobreza si el municipio dejara de satisfacer servicios que no son de su competencia?

Y el papá Estado sigue inmune. Y con él, su invicto presidente. Un ministerio de la Vivienda sin competencias, un ministerio de Cultura con cuatro museos, un ministerio de Igualdad por aquello de la foto, un ministerio de Trabajo con cinco millones en el paro, un ministerio de Justicia con los jueces divididos, un ministerio de Sanidad con las competencias transferidas…. ¿para qué tanto ministerio?

De momento quienes desaparecen son algunos directores insulares y alguna consellería. Ello no hace más que corroborar las críticas vertidas en su día por la dimensión de su organigrama. Si ahora pueden pasar sin ellos, ¿habrían podido pasar antes? Pero ya se sabe, es como lo de los conejos. Antes fueron los tomates, luego los ingleses y su manía por conducir por la izquierda. El dique, otro que tal. Ahora el conejo, luego será la enclova. Y con lo fácil que era hacer un estudio sobre el coste del dimensionado organigrama, y su repercusión en la crisis del Estado.

El titular se me presenta equivocado. Zapatero 1 , España 0. Sin duda, Zapatero ha perdido la ocasión de replantearse una reforma laboral seria, repartiendo el trabajo entre todos. Los miles y miles de funcionarios, por no hablar de millones de ellos, que habrían aplaudido pasar a fijos discontinuos para favorecer la repartición del trabajo. Y del descanso. Y de tener unas pagas extraordinarias con todo el haber. Y la cesta navideña. Y la paga de beneficios. Y derecho a la huelga. Y la prejubilación subvencionada. Y…

Tal vez, aquel día en que Obama llamó a Zapatero, su asesor de turno, debía haber ido a tomar café. O tenía días moscosos. O simplemente, se le había reducido un cinco por ciento su capacidad de asesoramiento.

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