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Desde que tengo uso de razón, recuerdo haber visto colgado en una de las paredes de la casa rotulada con el 23 de Miguel de Cervantes de Ciudadela un cuadro donde se encontraban enmarcadas varias medallas. Por cierto, aquellas medallas nada tenían que ver con las que siempre vi, de vírgenes, escapularios o del sagrado Corazón. Eran muy distintas. Tal vez por ello me llamaban la atención.

Cada vez que visitaba a la tía Paula, hermana de mi madre, entraba a saludar a su esposo es conco Bep, siempre lo encontraba en el mismo lugar, una pequeña habitación, un afegit a sa cuina. Aquel hombre, prim i alt com una torre. Sentado en un taburete, trabajaba de zapatero de los llamados artesanos, antes de banqueta. En lo alto de su cabeza, el cuadro de las medallas, que le servían para ir explicando a cuantos tenían el privilegio de cruzar aquel recinto, que fueron logradas, por su padre, gracias a una heroica gesta. Continuaba la información de aquel padre victorioso, que participó en la guerra de Filipinas y algunas cosas más, que debido a mi corta edad, no prestaba la atención que la historia se merecía y que lamentablemente hoy lamento no haberme sentado amb ses orelles ben obertes, tomando apuntes. Perdí la ocasión y de nada sirven los lamentos. Era massa filleta.

Después de haber transcurrido cincuenta años, fue la nieta de aquel y prima de esta servidora, la que me recordó el acontecimiento. Gesta digna de ser recordada, por cuantos supieron de ella, para cuantos lo desconocían les agradará saber de aquel ciudadelano que partió un frío mes de diciembre del año 1896.

Hoy son sus nietos los encargados de ponerme al corriente, de cuanto recuerdan de aquellas historias, contadas por sus mayores.

En primer lugar, debo agradecer a mi prima Laura Prats Ameller, nieta del héroe de Filipinas, su ayuda, acudiendo al archivo diocesano y a la biblioteca Montobio, donde el reverendo Florencio Sastre, continuando con su capacidad de ayudar al prójimo, intentó treure papers en busca de datos. De los cuales, no n'he pogut aprofitar cap. Pero sí de las páginas 41 y 48 del libro de Juan José Negreira Parets, titulado "Baleares en la Guerra de Filipinas", trabajo concienzudo que da a conocer las vicisitudes de aquellos tiempos. Sin olvidar el árbol genealógico de Pedro Prats Marques, nieto mayor de la saga que me ocupa.

Añadir que no he tenido suficiente material con el aludido teniendo que pasar infinidad de horas entre archivos, periódicos de la época para saber algo más.

Tras esta especie de preámbulo, me dispongo a iniciar, la historia de un ciudadelano en la guerra de Filipinas. Hubo otros paisanos, que como es lógico, también procuraré descubrir.

En la sección de noticias de la prensa madrileña de aquel lejano septiembre de 1896 se podía leer que las noticias de Filipinas son satisfactorias. Lo mismo las oficiales que las particulares. Así lo han declarado al salir del Consejo esta tarde, los ministros de Guerra, Marina y Ultramar.

La insurrección queda limitada a la provincia de Cavite y con los refuerzos que de Mindanao y Joló están para llegar, espera el general Blanco dominaría por completo.
Entiende el general Azcárraga que es conveniente enviar al archipiélago las fuerzas que se están organizando, porque importa más que nada que dominen las tropas peninsulares, al fin y al cabo, más disciplinadas y mejor instruidas que las indígenas.

De poco serviría haber dominado por ahora la insurrección sin prever las contingencias futuras. No debe echarse en olvido las antiguas intentonas realizadas en Filipinas.
En septiembre de aquel mismo año, un periódico barcelonés daba la noticia de que a bordo del vapor "Juan Fargas" salió para Cuba la fuerza de artillería consistente en una compañía del octavo batallón de guarnición de Mahón. Lamentablemente, sin datos de sus componentes.

La prensa menorquina despidió a los soldados con el siguiente comentario:
"En el vapor 'Menorquín' ha embarcado la compañía de artillería que se dirige a Cuba. Despidieron a los expedicionarios todas las autoridades y la música del Regional.
Las tropas están animadas de un gran espíritu patriótico desde los muelles, que estaban atestados de gente, resonaron entusiastas vivas a España, al ejército y a los expedicionarios".

Los menorquines que salieron del puerto de Mahón para reforzar la artillería filipina, según Negreira, fueron:
Jaime Vicens Barceló, Lorenzo Sintes Villalonga, Antonio Vives Ferrer; Magin Juan Riera, Juan Crespi Ordinas, Francisco Vich Tur, Antonio Company Far, Pascual Ginart Gelabert, Bernardo Tomas Boscana, Miguel Costa Costa, Rafael Masot Planas, Pedro Prats Mesquida, José Ramis Antich, Bartolomé Marí Moya y Pedro Verdera Mora. Este grupo de hombres se reunieron en el puerto barcelonés, con los batallones procedentes de Mallorca e Ibiza, partiendo en tren hacia Cádiz, para embarcar rumbo al Pacifíco .

Los periódicos catalanes hacían constar que los soldados de Baleares han marchado animadísimos.

A demás han sido embarcadas 150 plazas de artillería de montaña. Asistieron al embarco el Gobernador Civil, jefes y oficiales, el señor alcalde, representación del clero y particulares.

Nuestra ciudad y con ella Menorca entera, quedo consternada, por lo que representaba acudir a la guerra de la que muchos no regresarían jamás, mientras otros serian deportados, heridos de gravedad.

Para cubrir las bajas que resultaban en el arma de infantería y artillería con motivo de la última expedición y de las tres baterías que se organizaban con destino a Cuba, se llamarían 18.000 hombres.

El 15 del 12 de 1896, se verificó el sorteo de cabos y soldados para cubrir plazas en los batallones expedicionarios que se organizaban para Filipinas.

La suerte designó a los siguientes:

Cabos.- Bartolomé Mayol y Juan Miguel Carrió.
Soldados primera primero.- Ventura Rubí, José Riera, Bernardo Molinar; Lorenzo Bibiloni, Jaime Mola, Pedro Cardona, Juan Ameller, Bartolomé Ferrer y José Villalonga.
Soldados segunda.- Antonio Llabrés, Miguel Jover, Pablo Dolz, Vicente Juan, Jaime Martorell, Andrés Caldentey, Juan Armengol y José Marí.
Soldados tercera.- Lorenzo Barber, Pedro Fiol, José Torres, Lorenzo Jover, Vicente Paúl, Juan Sureda, Gabriel Cervera.
Soldados cuarta.- Miguel Bagur, Pedro Crespí, Juan Serra, Antonio Cerdá, Juan Roselló, Pedro Llorens, Nicolás Carreras y Pedro Flaquer.
Segundo primera.- José Crespi, Miguel Negre, Jaime Comellas, Pedro Florit, Juan Amorós, Jaime Galmés, Miguel Alzamora, Juan Ribas, y Juan Ballester.
Segundo segunda.- Bernardo Sintes, Francisco Terrasa, Sebastián Rigo, Bernardo Suau, Juan Ginés, Vicente Costa, Bernardo Juanico y Sbert.
Tercera del segundo.- Bartolomé Roig, Francisco Riudavets, Juan Tomas, José Sastre, Benito Llambias, Andres Pericás, Francisco Carretero y José Tomás.
Cuarta.- Gaspar Morey, Miguel Expósito, Juan Serra, Antonio Guasch, Juan Serra Colono, Jorge Gregorio, Antonio Roig y Francisco Oliver.

Finalizando el sorteo sin incidentes.

A continuación se publicó la lista de soldados de Mahón, Villacarlos, Alayor, Mercadal, Ferrerías y Ciudadela. Dada su larga extensión, dejo de publicarlo, no obstante, a cuantas personas les pueda interesar per sebre si se trobava colcú de sa seva família, pueden ponerse en contacto con esta servidora, facilitándoles la misma.