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El mismo día que España debute en el Mundial de Sudáfrica el Gobierno anunciará con detalle la reforma laboral. Esa coincidencia plantea una pregunta lógica: ¿Cuál va a ser la noticia más vista, oída y leída?. Es cierto que los ciudadanos necesitan desconectar de una realidad complicada por la difícil situación económica que vivimos. Y el fútbol, gracias al esfuerzo que los medios dedican a este espectáculo, se ha convertido en el mejor anestésico. Sin embargo, los ciudadanos saben muy bien cómo les afecta la crisis y las medidas que han de aplicarse para reducir el déficit público. El fútbol podrá entretener pero no evitará la preocupación social. La puede alentar al conocerse la increíble cuantía de las primas multimillonarias que cobrarán los jugadores si ganan el campeonato. Un Mundial de fútbol tiene algo excepcional, implica a tal cantidad de países que adquiere un ámbito universal. En este caso, la celebración en Sudáfrica ofrece alguna oportunidad de conocer qué piensa y cómo vive la gente que no pertenece a nuestro entorno económico. Si alguna de esas naciones consigue la copa del Mundial tendrá efectos más positivos, costará menos dinero y podremos centrarnos en la reforma laboral y en los problemas pendientes.