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El "Ciudad de Mahón" salió de nuestro puerto, conduciendo a los individuos, a quienes correspondió en el sorteo verificado en nuestra ciudad, formando parte de las fuerzas destinadas a Filipinas. Llegaron a las cinco de la madrugada, al puerto de Palma de Mallorca, siendo recibidos por los jefes y la banda de música del regional 1.

Desembarcando en correcta formación destino al cuartel del Carmen, tocando durante el trayecto el pasodoble Cádiz. Por cierto, el más escuchado, en toda clase de eventos y festividades.

No fueron quince, los artilleros que llegaron, como estaba previsto. De Menorca tan sólo salieron once. Pedro Prats Mesquida tuvo que ser ingresado en el Hospital Militar. Haciéndome sospechar que su ingreso no debió ser de gravedad, ya que dos días después embarcó para Barcelona (página 51 del libro "Baleares en la guerra de Filipinas 1896-98" de Juan José Negreira).

Observo que las salidas se distribuían desde la hermana mayor y de la ciudad condal. El 14-12-1896 en el vapor correo salió para Barcelona la fuerza sorteada del Regional nº 2, para ir a Filipinas, siendo despedida por las autoridades y los jefes y oficiales francos de servicio y la música del regimiento.

El ilustrísimo señor Obispo, desde el puente del capitán del vapor, arengo a la fuerza expedicionaria.

El alcalde de Ciudadela, señor Despujol entregó un duro a cada uno de los soldados de su demarcación y en nombre del ayuntamiento de Mahón, se entregó una cajetilla de cigarros a cada soldado.

A mi padre, que en gloria esté, en varias ocasiones le escuché un emotivo relato, que le había explicado su suegro Juan Ameller Ameller L'amo de Son Tari, que por cierto, fue sorteado el mismo día que el epigrafiado, pero tuvo la suerte de quedar en la isla. Un intimo amigo suyo, que estaban de payeses a s'Heretat des Duc, al recibir la moneda de manos del propio alcalde, que bajó al puerto de Mahón para despedir a los soldados, se dirigió hacia su madre, entregándole el duro de plata, depositándolo entre sus manos, a la vez que se las besa con gran devoción, haciendo estremecer de emoción a los allí presentes.

La despedida de los soldados y sus familiares, siempre desgarrador, permanecía en la mente de cuantos habían bajado al muelle para hacer lo propio el mes de septiembre, rumbo a Mallorca. Desde donde partieron, el 14-9-1896, lo hicieron a bordo del vapor Cataluña, se embarcaron los individuos de los regimientos Regionales números, 1 y 2 a quienes cupo en suerte pasar a Filipinas para formar parte del ejercito de operaciones de Manila. Gracias a la prensa mallorquina se supo que dichos individuos, fueron obsequiados con un rancho extraordinario y tabacos. A los postres, el coronel señor Hernández, les dirigió un breve discurso de despedida dándose vivas al ejército y a España.

El soldado, héroe del reemplazo, D. Juan José Llodrá, que también se encontraba presente, les dirigió cuatro palabras de despedida, instándoles a que imitaran el ejemplo de muchos valientes mallorquines que pelean en la Gran Antilla.

A las cuatro de la tarde, una correcta formación, se dirigió al muelle acompañándoles las bandas de cornetas, tambores y música del Regional, tocando durante el trayecto bonitos pasodobles.

En la ocasión a que me refiero, la partida de diciembre, no se sabía si en Barcelona, gozarían de tan fausto recibimiento, como la expedición de septiembre.

El Bien Público del 12-9-1896, publicó lo que cuesta un batallón…
1 teniente coronel… 3.000 pesos
2 comandantes a 2.500,- 5.000
8 capitanes a 1.500,- 22.000
25 primeros y segundos tenientes 18.125
2 médicos segundos 2.250
1 capellán 1.200
30 sargentos 8.604
61 cabos a 184´23 11.238´03
24 cornetas a 173´23 4.27´7´52
24 soldados de Iª 4.277´52
912 soldados de 2ª 149.129´76

Mientras los soldados viajaban con un tercermundista tren, los pocos que sabían leer, se iban enterando a través de la prensa, lo que muchos de ellos ignoraban, los lances de la guerra:

Los soldados pelean en la manigua, allí los mozos se abren paso rompiendo las lujuriosas malezas, soportan el turbión torrencial, vadean el arroyo convertido en río y sufriendo los escalofríos de la fiebre, caminan dejando rastro de carne humana, que cae abatida por los gérmenes infecciosos, taladrado por el plomo traidor, hecha tajos por el machete del mambi. ¡Qué hoscamente tremendo es todo aquello! La juventud se derrocha en las gloriosas empresas, pero allí no está toda la juventud.

En los paseos, en los teatros, en los establecimientos balnearios, en los pueblos, hasta en las aldeas hay muchos redimidos. Esta palabra, redención, es amarga, no debería pronunciarse tratándose de la milicia, religión de la patria.

Al mismo tiempo que soltaba amarras el vapor de baixamar, hacia lo propio el de Mallorca, ambos se encontrarían en el de Barcelona. Gracias a "El Heraldo", quedó enterada de que el 13 de diciembre de 1896, después de servir un confortable desayuno, salieron del cuartel del Carmen precedidos de la escuadra de gastadores y banda de música los soldados expedicionarios, juntamente con la tropa marchaban también el capitán D. Placido Pereira, el primer teniente D. Miguel León y los segundos tenientes D. Juan Verd, D. Julián Calvete, D. Pablo Morey y D. Juan Moragas.

En el salón de descanso estaba el capitán general, toda la oficialidad del regimiento regional y numerosa representación de todas las armas.

Los soldados alojados en coches de segunda se iban animosos y contentos, vistiendo el traje de paño y dando vivas entusiastas a España y al ejército.

Antes de arrancar el tren, el general Correa revisó la tropa, que saludó al general con entusiastas vivas, poco después el jefe de estación daba la señal de salida.
Al día siguiente, por real orden se dispuso que para organizar los batallones cazadores expedicionarios con destino a Filipinas contribuyan en la siguiente forma las fuerzas de las islas:

Con cuatro sargentos, siete cabos, cuatro cornetas, tres soldados de primera y 163 de segunda el regional de Baleares número 2, habiéndose dispuesto además que el cupo de Cuba de estas islas contribuya también con seis soldados.

Nuestros soldados van a formar parte del batallón cazadores expedicionarios número 13 y según la citada R.O. deberá hallarse en Valencia el 16 del actual (copiado textualmente de "El Heraldo de Baleares").

El soldado Pedro Prats Mesquida nació en Ciutadella el 3 de noviembre de 1869, hijo de Pedro Prats Torrent y de Francisca Mesquida Coll. Vivía en la calle del Arco 22 (primo carnal del insigne pintor Torrent).

Perteneció al reemplazo de 1893. Gracias al pago ejecutado por su familia, lo salvaron por dos veces, de cumplir con el servicio militar, pero la tercera vez les fue imposible, siendo trasladado al Pacífico.