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La obsesión ha sido un tema muy tratado cinematográficamente. Varias películas de Alfred Hitchcock lo argumentan desde distintos enfoques psicológicos. Jane Wyman y Rock Hudson protagonizaron una cinta clásica referida al tema y en los últimos meses se ha estrenado otra película titulada precisamente "Obsesión" con una Diane Kruger radiante y sumamente atractiva.

La obsesión es una perturbación anímico/emocional que es recurrente en la(s) persona(s) que la padecen y es una idea fija que puede estar vinculada a un sentimiento, a una idea socio-política, religiosa, etc. La obsesión es, según la enciclopedia, un trastorno compulsivo en que el sujeto trata de ignorar, suprimir o neutralizar otras conductas sintiéndose "como obligado" a concretar la compulsión para reducir la sensación de dejarlo sin hacer.

La obsesión también existe en el terreno político (quizás especialmente acentuado en el "apartado" de lingüística). Todos podemos comprobar la existencia de un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) que sufren de manera colectiva algunos ciudadanos que han hecho de la defensa de una determinada lengua (que no es sino una simple forma de expresión) su religión particular. El convencimiento pasional de algunos que creen que sus ideas políticas, en exclusiva, son las "mejores" para la sociedad es peligroso ya que transforma aquella pasión en obsesión cuando se desborda. Obsesión y fanatismo son dos deméritos en quien los sufre. Y por supuesto la obsesión y el fanatismo se retroalimentan en una espiral sin fin. Para ilustrarlo, y como ejemplo, podemos referirnos a un comentario de algunos mentideros políticos menorquines. A falta de que un reportaje periodístico de investigación lo clarifique, y según informaciones privadas recibidas, parece ser que el Consell Insular de Menorca contrató la compra e instalación de un ascensor para su sede de la Plaza de la Biosfera. La compañía contratada (parece ser que Otis, por más señas) ejecutó correctamente el trabajo que se le había encargado.

Cuando llegó el momento de la inauguración surgió, de repente y sin esperarlo, el síntoma del TOC.: ¡ el ascensor hablaba español ! . ¡Su sistema de locución interna anunciaba que la próxima parada sería….. el "Primer Piso"!. ¡No decía "Primer pis"! ¡No estaba en catalán! Dicen algunos testigos que se removieron los cimientos del edificio, que algunos se rasgaron las vestiduras y que se convocó de urgencia al Gabinete de Crisis (creado para estos casos) con el fin de solucionar el grave problema logístico que se les había creado (a aquellos obsesos). Se acordó presentar protesta oficial a la compañía instaladora y exigencia de explicaciones para tamaña ofensa a la "identiTat" cultural de la "nació catalana".

En un plazo razonable, durante el cual se tuvo que sufrir el oprobio de subir al primer nivel de la sede escuchando una voz que proclamaba un inamistoso: "Primer Piso", se obtuvo la respuesta de la Compañía. Alegó aquella que, recibido el encargo, se presentó al CIM un dossier-presupuesto con todos los detalles técnicos del aparato en cuestión. Se supone que atendiendo al sofoco producido por tamaña incorrección política, concluía la respuesta que, no obstante, no habría problemas en cambiar el chip lingüístico del ascensor…… previo pago de su nuevo importe. Parece ser que se les ofreció una amplia gama de lenguas (vivas y muertas) entre las que destacaban el checheno, el japonés oriental, el senegalés, etc. .El equipo directivo del CIM no necesitó deliberar, eligió el catalán de Barcelona (su capital mental) como idioma a instalar. Parece ser que la guasa costó varios miles de euros a todos (todos) los menorquines.

Parece ser también que la satisfacción por la decisión tomada y por el buen trabajo realizado aconsejó la celebración de una comida de hermandad para resaltar el buen funcionamiento del Equipo de Gobierno del CIM. La comida se cargó a cuenta de la partida de 6500 euros mensuales que presupuesta el CIM para este tipo de desagravios.

Fin de fiesta: ¿Qué grupo con representación en el CIM pedirá un certificado del gasto que habría significado el cambio de chip en la memoria del ascensor para colmar de satisfacción a los que padecen el TOC lingüístico en la isla?. ¿Quién es el responsable final de todo ello? ¿Mientras se rebajan sueldos a humildes funcionarios, están los tiempos para ese tipo de chorradas enfermizas?. ¿Para cuando un tratamiento psiquiátrico a todos los que sufren este TOC en el "micro clima artificial" que han creado en la Plaza de la Biosfera?.