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Si hubiese seguido el guión habitual, la producción audiovisual "La última cima" se habría proyectado en cuatro cines y algunas parroquias, sin embargo está ya en casi 90 salas, la han visto 100.000 personas, hay un centenar de países interesados en ella. Un auténtico fenómeno, un milagro, según algunos, para un documental que se basa en la vida de un sacerdote muy querido y con un atractivo carisma. El director Juan Manuel Cotelo, invitado por el Grupo Editorial Menorca, explicó el jueves en la presentación de la película, la sorprendente reacción de la gente ante la proyección del documental y los cambios que han vivido algunas personas por el testimonio de Pablo Domínguez. La película prescinde de cualquier cliché ideológico y se limita a presentar los testimonios auténticos de personas que se beneficiaron del contacto con ese cura. Al final, reconoce el papel de servicio de todos los sacerdotes, en un momento en que su misión y su vocación son denostadas con opiniones injustas. "La última cima" también demuestra que los temas religiosos cuando se tratan sin prejuicios, con profesionalidad y desde la vida de las personas tienen audiencia, gente que busca respuestas y sentido.