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El Ayuntamiento de Ciutadella vivió el jueves un desgraciado incidente que, sin embargo, apenas ha sorprendido a los grupos municipales. El ambiente de crispación mantiene un tono elevado y la pérdida de energías en el enfrentamiento continuo y, con frecuencia, estéril, alcanza un nivel preocupante. Los ciudadanos no sólo no se merecen ese estilo de hacer política sino que algunos de ellos se han visto directa o indirectamente lastimados por ella. La institución municipal no está siendo ejemplo de diálogo ni de respeto ni todos los concejales se hacen merecedores de la dignidad inherente al cargo que ocupan. Algunas claves explican la peculiar situación que atraviesa este ayuntamiento. Hace dos años que se produjo la fuga de ocho concejales de la lista del PP por la que habían sido elegidos y mantuvieron el poder en minoría, ningún grupo es suficiente para gobernar en solitario, el alcalde y varios miembros han dejado la Corporación, el edil que lidera una agrupación electoral local (UPCM) arbitra el juego del gobierno, que cambió a la izquierda en el ecuador de este atribulado mandato. La investigación de la gestión anterior ha detectado irregularidades, alguna de las cuales está en los tribunales. La normalidad no es fácil en ese contexto pero la institución lo exige.