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E l incombustible Forges lleva tiempo incluyendo en su viñeta diaria de "El País" un cuadrito con el siguiente recordatorio: "Pero no te olvides de Haití". Y hace bien porque nuestra memoria es frágil acostumbrada como está a consumir la tragedia de turno frente al televisor y a sustituirla rápidamente por otra lamentable catástrofe que nos horroriza, conmueve y despierta sentimientos de solidaridad. Lo malo es que poco a poco, la actualidad va dejando atrás un paisaje de damnificados que se va difuminando con el tiempo. Ya se sabe que allí donde no hay cámaras, el olvido suele acampar.

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Pasó el terremoto de Haití, luego las inundaciones de la India y ahora están las de Pakistán. ¿Y las del año pasado?, ¿y todos los conflictos armados que siguen activos?, ¿y el hambre y la enfermedad que sacude a tantos países?

La cuestión no es que nos pasemos el día llorando o angustiados, pero sí que de vez en cuando hay que refrescar nuestra memoria para no olvidarnos que los "haitís" no se acaban cuando los focos de la televisión se apaga.