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Oriol, que podría ser cualquier niño de entre tres y cuatro años, no sabe sumar. En clase apenas han empezado a identificar números y a contar elementos. No obstante, sabe resolver con éxito unas pocas operaciones matemáticas. Por un lado, de oídas y por reiteración ha llegado a adivinar en alguna ocasión que uno más uno son dos. Por otro, tiene claro que tres y seis suman nueve. Eso sí, para que acierte se le tiene que preguntar en catalán y con una cierta entonación. "Tres i sis...", a lo que él responde, "fan nou".
Oriol no es un habitual de Pinyeta Pinyol, pero es que no hace falta serlo para conocer sus canciones, que forman parte ya del imaginario cultural insular. Gusten más o menos, parece incuestionable que la elección de Nito y Miquel para el pregón de las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia es acertada, opinión en la que me reafirmé al leer la entrevista publicada ayer. Incluye tres comentarios demoledores: a los niños se les hace crecer demasiado deprisa, exigiendo actitudes de preadolescentes a verdaderos mocosos; hay niños que son auténticos monos de feria a los que se fotografía sin respetar el espectáculo en sí; y, por último, las fiestas infantiles son a menudo demasiado estresantes, con muchas actividades a un ritmo frenético. Prisas, estrés y predominio de la imagen sobre el contenido. ¿Les suena de algo?