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Este país se pasa la vida "un pasito pa' alante, un pasito pa'atrás" y, en ocasiones -muchas- es la pera. Contra una tradición de siglos se avanza en Cataluña en la desaparición de las corridas de toros mientras en diferentes puntos de España se apela a esa misma tradición para mantener festejos taurinos de diversa índole, incluyendo el Torneo del Toro de la Vega, celebrado esta misma semana. Por si no fuese suficiente con la división torera se plantea en Extremadura una instalación a base de grillos vivos pegados a la pared que ha levantado ampollas. Su autor no ha conseguido acallar las duras críticas con sus explicaciones sobre el planteamiento artístico de su propuesta, que implicaba la muerte de los insectos y su reposición progresiva con el objetivo de mantener la instalación tal y como la había concebido. Los grillos se libraban así del final para el que habían sido criados -servir de alimento para iguanas y camaleones- pasando a las páginas del arte más vanguardista. Parece que no soy la única que no lo he entendido pero no la más contundente, una señora "flit" en mano acabó con la agonía de la primera remesa de grillos, y mientras se decidía el futuro de la instalación uno de los responsables del centro de exposiciones aseguraba que estaba alimentando a sus congéneres con lechuga. Lo dicho, España es la pera.