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Surgió una idea y había que materializarla: pensamiento-acción. ¿Pero quién es uno para que, en plena temporada, la Asociación de Comerciantes y Hoteleros, Blancandria, convoque una reunión? Valía la pena y se consiguieron 17 firmas que legitimaban la iniciativa. Aún con esa necesidad explícita, no fue fácil. Pero como había decisión se superó el no, después del primer sí, y los cabildeos de la citada asociación: su presidente asistió, el 12 de agosto a las 8 horas, a la cita del Hotel Sagitario donde expuso las gestiones y logros de la entidad. También en la ocasión se planteó imprimir un cartel, firmado por Blancandria, con la foto más espectacular de las cuevas de Cala Blanca y el texto "¿Próxima inauguración?", para divulgar masivamente su existencia y ayudar a la apertura. Ante el compromiso del presidente con la Sra. alcaldesa de no hacer ruido con las cuevas para no interferir ni presionar en el tema, la discusión de la propuesta se postergó, por consenso, para primeros de septiembre, luego de ser informado por el Ayuntamiento de las novedades. (Diario MENORCA, 18-8-2010, "¿Cala Blanca o Cala Morada?").

Realizada la entrevista a término, algún asociado supo directamente del presidente, para luego hacerlo correr, que todo iba muy bien, que la alcaldesa debía mantener más encuentros y que la reunión de los asociados se trasladaba al 20 de octubre. Nada en concreto. La pelota ya no estaba en el tejado, sino en la atmósfera.

Ante la falta de noticias relevantes, la actitud dilatoria de Blancandria, sin argumentos sólidos que la sustenten, merecía respuesta y los disconformes con ese accionar inconsulto e improcedente, tras invitar en vano a sus dirigentes, cumplieron lo acordado: volvieron a reunirse.

¿A quién favorece el silencio y el dar largas sobre las cuevas de Cala Blanca, siendo trascendente su apertura para el desarrollo turístico, económico y cultural de su urbanización, de Ciutadella y, por ende, de Menorca y las Baleares? A los empresarios, no; a los del llano, tampoco. Entonces ha de ser a los políticos y a sus aliados. La cercanía de las elecciones ralentiza emprendimientos y pasa a primer plano la conservación o la conquista del poder. Con esta escala de prioridades, ¿por qué dinamizar un proyecto cuyo rédito puede redundar en el adversario?

Romper esa quietud, instalar el tema de la apertura de las cuevas en la sociedad menorquina y que en el programa de los partidos se establezcan plazos y tiempos para elegir la opción más conveniente, fueron asuntos tratados en la autoconvocada reunión minoritaria. Asimismo, por falta de medios, se planteó reemplazar el cartel por un sencillo papel recolector de firmas, librado a la iniciativa popular, que pusiese "Queremos que se abran las cuevas" y, después de lleno con los nombres y el número del DNI, mandarlo fotocopiado al Ayuntamiento de Ciutadella y centralizar los originales en un lugar a designar. En sintonía con esa idea, también se pensó que en verano la foto de las cuevas podía figurar en la portada de la carta de los restaurantes, en los escaparates de los comercios, en la recepción de los hoteles y si, fuera necesario, complementado de firmas para su apertura. El respaldo masivo de la campaña y su gestión colectiva, a un costo ínfimo, muy probablemente sería noticia de los telediarios nacionales. ¿Se puede hacer oficialmente esa publicidad sabiendo que de su pan no quedan migas?

En las cuevas cerradas de Cala Blanca no entra luz y el pequeño insecto que las habita no tiene ojos. La consanguinidad en sociedades cerradas produce miopía. En mentes cerradas no caben ideas nuevas y quienes repiten creencias, esquemas y conductas seculares difícilmente generan cambios conceptuales. En las cuevas cerradas no entran pelas. Si en sus pares del Drac, Córcega y Vall d'Uxó cobran 11,50, 15 y 8,50 euros respectivamente ¿cuánto dinero se perdió y cuánto despilfarro cultural desde los años 90 en que los espeleólogos propusieron habilitarlas para visitas didácticas?

Veinte años después siguen clausuradas. Si convenimos que el activo mejor definido de Menorca es la naturaleza ¿cómo tener oculto y ocioso semejante capital económico y formativo? Pareciera que políticas y administraciones se mimetizan con el accionar de los elementos y "poc a poc", gota a gota, trámite a trámite, año tras año, logran estalagmitas y estalactitas de expedientes.

Según se dice, cada sociedad tiene el gobierno que merece y las organizaciones civiles que lo sustentan. En democracia se puede mantener o cambiar a sus mandantes. Pero que se pertenezca voluntariamente a una asociación, se pague una cuota por ello y no se respete lo acordado por consenso, es demasiado.