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Parece ser que algunos pretenden unificar y confundir el llamado progresismo con el progreso. El progresismo es un entramado que aglutina unas creencias políticamente correctas junto a apuestas sociales populistas y determinados fervores ecológicos. Estos tres parámetros, distintos y distantes, se han fundido y confundido en los últimos años (décadas ya) para formar un "totus revolutum" doctrinario que, encorsetado en una sola oferta global, aúpa a quien la asume o condena a quien no esté de acuerdo con ella. Así pues quien osa no aceptar esta nueva doctrina unitaria "à la page" es un apóstata para ese progresismo y merece ser inmediatamente tildado de fascista, facha, etc. Un rebelde sin causa.

Recordando que no hay mayor reaccionario que quien cree no serlo, acostumbramos a leer escritos de quienes se creen en posesión y usufructo absoluto de la verdad. Hay quienes realmente se creen los titulares de "la Nueva Verdad Revelada": es el progresista al dente.

Para ser un buen progresista en Menorca hay que apostillar la cultura en la cual has nacido y debe de apetecerte multiculturalizarla con otras que la atacan, debes de cuestionarte las tradiciones que has vivido en tu casa y debes de querer aceptar otras que las contradicen, debes de aborrecer el habla que te han transmitido tus padres y, en su lugar, reemplazarla por un rictus ortopédico gramatical ajeno a la personalidad de isla. Debes de querer dejar de ser lo que eres para postularte en pro de una nebulosa política inexistente en la Historia, debes de aborrecer la libertad educativa, debes de amar las imposiciones, debes de impedir las consultas populares pedidas por miles de ciudadanos, debes de mantenerte al margen del rastrero progreso para no contaminarte con las mejoras infraestructurales, debes de amar la pobreza argumental pero debes de tender a la riqueza y debes de saber practicar el vicio de sacar el dinero del pueblo que no sabes recabar por ti mismo. Debes de amar lo aldeano y despreciar lo internacionalista.

Debes de considerar el automóvil como un problema y rechazar la posibilidad de disponer de más de un ejemplar en tu casa para dificultar la comodidad que nos da el progreso. Lo mismo con los ordenadores, televisores, y cualquier otro elemento que pueda facilitar la realización de la persona en libertad.

Debes de querer vivir a costa de denunciar lo que no existe, de defender lo que ya está defendido, de denunciar carencias de agua cuando la isla nunca guardó tanta, debes de afiliarte a las falsedades más oscuras para camuflar las propias debilidades, y sobre todo debes de apostar por mantener la estupidez de una forma sostenible. También debes de ser fervoroso y fanático partidario de las subvenciones oficiales perpetuas sin las cuales, evidentemente, no podrías llevar a cabo las clarividentes iniciativas que la moda te ha incrustado en el cerebro.

Debes de aceptar el atentado ecológico (¡qué alegría esta vez!) que significa la construcción de la nueva Penita de Mahón en la principal carretera turística de la isla aunque debas de contener la satisfacción que ello te causa porque va en contra de ese turismo que aborreces. Debes de preferir los animales al ser humano (aunque desde la Creación nunca han sido incompatibles).

A pesar de los razonamientos de los concesionarios y de los "rent-a-car" de la isla debes de declararte fan "a tope" de la actual falacia/quimera del coche eléctrico. Además, normalmente, deberías de llevar barba aunque también está aceptado que basta con tener la intención de lucirla algún día.

El progreso, por el contrario, es simplemente mejorar las condiciones de vida del ser humano desde la sensatez de un sentido común no ideologizado. El obstáculo es precisamente el progresismo. Triste época.