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Decía Bertolt Brecht que son imprescindibles los hombres que luchan toda la vida. Entre ellos, destcaría los que lo hacen "a pequeña escala". A todos nos viene enseguida alguno a la cabeza. A mí, a bote pronto, Yurca, ese vecino que, desde su sencillez, puso su empeño en hacerle la vida más facil y placentera a cuantos le rodeaban. Supongo que por el signo de los tiempos - el dramaturgo y poeta alemán vivió entre 1898 y 1956, época en la que una Aído era prácticamente impensable, al menos por estos lares- Brecht hablaba de hombres pero se entiende que también son imprescindibles las mujeres que luchan toda la vida. Como Ade, a quien conocí contribuyendo desde un movimiento educativo a que niños y jóvenes acabaran siendo buenos ciudadanos, dispuestos a dejar el mundo en mejores condiciones en las que lo encontraron. Como Eva, una colega que trabajaba, sin los medios ni las ínfulas de las grandes estrellas televisivas, para llevar a cada casa las noticias que acontecían en su tierra. A ambas las visitó la enfermedad, una luchó y ganó, la otra lo hace de forma denodada y espero que también gane. Gente cercana y luchadora, gente imprescindible.