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El Estado va a destinar el próximo año 454 millones de Euros a Balears correspondientes a los fondos estatutarios. Forma parte del compromiso para compensar la deuda histórica que se ha acumulado en nuestra Comunidad Autónoma. Es de justicia que este dinero revierta en las Islas. Así como se ha producido un reconocimiento político sobre la necesidad de esta compensación, también debería abrirse el debate sobre las compensaciones por la doble insularidad. Nadie puede negar que la consecuencia del hecho insular en Menorca no son las mismas, ni de lejos, que en Mallorca. Nuestra Isla merece nivelar la inversión pública para llevar a cabo las mejoras estructurales que necesitan la economía y los ciudadanos. Condicionar el reparto de fondos al volumen de población es injusto en una comunidad insular y hay que aplicar otros indicadores. El transporte aéreo es el ámbito en el que las desigualdades entre los ciudadanos de las Islas son más evidentes. Pero también se constatan en otros sectores de la economía, la energía, la cultura, la educación, la atención sanitaria. Menorca debe adoptar una actitud más reivindicativa. La Isla, respetada por lo que tiene (es el primer sol de España), no puede ser la última en todo.