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El Ateneu de Maó afronta una delicada situación económica, lo que no le convierte en una excepción, ya que muchas entidades padecen dificultades ante la reducción de las subvenciones por parte de las administraciones públicas. El Ateneu merece el apoyo público, para que impulse actividades culturales y artísticas, tan necesarias ahora como en los 105 años de historia de la entidad. No hace falta insistir demasiado en que la cultura no es un lujo, ni su promoción puede ser víctima de la crisis. Las administraciones, a la hora de gestionar el dinero de todos, deben atender esta prioridad. También es cierto que las dificultades han de superarse con una respuesta social, lo que significa que la sociedad local debería implicarse para estar al lado de aquellas personas que de forma voluntaria se dedican a organizar actividades que nos benefician a todos. No es desacertado cobrar a los asistentes al curso "Redescobrim les obres mestres", que se inauguró el sábado, y a otras actividades que se organicen. La inversión personal en la formación cultural y artística también ha de entenderse como una prioridad en la distribución de la renta. Maó deberá estar atenta a las necesidades de un Ateneu necesario.