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La ocasión hay que crearla, no esperar a que llegue. ( Bacon)

Sentadas aún en la mesa, saboreando las primeras naranjas del huerto, dijo Perxèdies, dirigiéndose a Quica: "Después de comer, ni un sobre debes leer". Ésta, sin pensárselo ni un segundo, le respondió: "La comida reposada y la cena paseada". Estas palabras tan certeras cayeron en saco roto, al rato todas la vimos partir. Dice el mayoral, és un cul inquiet. Efectivamente, desde que se levanta hasta que se va a dormir, no para ni un instante, siempre está en activo, sempre sap quina la ha de fer .

Aguedet, que serviría para abogada del diablo, me recrimina, aludiendo que en este tiempo en que el sol es cálido, a la vez que agradable, es placentero dar un paseo después de comer. Luego, al llegar a la casa y sentarse frente el ordenador, sus ideas se van deslizando por el canal del pensamiento mucho más fluidas.

La climatología ha cambiado, algunos comentan que está loca, yo no sé si lo está o no. Lo que sí recuerdo es que en mi infancia y también los años de juventud, octubre empezaba con ásperos vientos y los primeros fríos. A medida que iban trascurriendo las semanas, mejoraba y el cielo se iba despejando, esto duraba hasta principio de noviembre, invitando a sacar la ropa de invierno para la festividad de Todos los Santos. Hace bastantes años que la cosa no es así, ni se li sembla, los entendidos nos hablan de ciclos, debiendo acudir a hacer la limpieza de las casetas y los nichos en manga corta, y si me apuran, una rebeca de hilo y para de contar.

Por cierto, el día 15 al ir a llevar unas flores a mamá Teresa, por ser su santo, el corazón se me encogió al observar la cantidad de ramos de flores y dos preciosas coronas, en la tumba de la familia Jover, contigua o medianera con la de mis padres.

Jana, la pequeña de Poncio es carnisser se ha reunido, allá en el cielo, con sus padres y sus antepasados. Ella, la que más sabía de temas familiares. Gozaba con sus charlas, sus recuerdos ho sabia tot, el que se diu tot, una memoria prodigiosa con la que disfruté, cuando dediqué varios capítulos a su tío Bartolomé Jover Bru, con motivo de la bisutería, y volví a disfrutar con mi colaboración en la revista de La Virgen de Gracia 2008, que todos los años publica el diario "Menorca", describiendo pasadas fiestas en la Raval. Juntas nos reímos al contemplar las fotografías de su padre, en Poncio, tan trempat i agradós.

En aquellos instantes, su máxima preocupación era poner la casa a punto, a la vez que acogedora, para que también ellas se encontraran cómodas refiriéndose a sus sobrinas, y es, que para Jana, la familia lo era todo. Ana, su hermana, siempre tan unidas; la otra Ana, la viuda de Martínez para quien, a pesar de vivir en Zaragoza, no era obstáculo alguno para verse muy a menudo, era como otra hermana; sin olvidar sus primas de Mahón, y sus primos, que también tanto se querían, y es que el corazón de Jana, la pequeña de can Poncio era todo amor, y lo distribuía a cuantos hoy desde la tierra la lloran a la vez que rezan, convencidos de que desde lo alto de la balconada celestial continuará queriéndolos.

Trabajos bien distintos, dentro y fuera de la casa, nada tienen que ver con el de septiembre. Los jornaleros, en la huerta, arrancando la remolacha forrajera y el maíz que se encuentra esplendoroso: se ha iniciado la siega, ya se sabe, los forrajes son el mejor alimento para el ganado, nada tienen que ver con los piensos. En las carnicerías se nota i d'un tros enfora.

En otros tiempos se creía que eran muy provechosas las lluvias de este mes, dando tempero a la tierra, preparándose mucho mejor para sembrar el trigo, la cebada, las habas... Decían los mayores que los trigos que van delante llevan más grano y más paja. Momento ideal para distribuir el estiércol y toda clase de abonos.

En estos momentos que de nuevo nuestra isla ha dado -y de cada vez más- entrada a la plantación de parras, quisiera recordar que en los viñedos a punto está de finalizar la vendimia y según recomienda el filatero en cuanto empieza a caer la hoja, se podará la cepa en previsión de las heladas. Si piensa en sembrar nuevas plantaciones de viña, es el momento de lo que se conocía como de desfonde y que actualmente, ignoro cómo deben llamarlo.

Afuera, patios, canales, todo bien limpio, y las boyeras también, preparadas para recibir el invierno, intentando como es costumbre alimentar de debò a las mulas y los caballos. Los cerdos están en la recta final, para convertirse en ricas sobrasadas, botifarrons, camallots i carn-i-xulles. En la pizarra de la cocina, un renglón de encargos; cada año al acercarse noviembre, hablamos del tema y llegamos a la conclusión de que las matanzas son sinónimo de una feinada, que no hi ha per a què, y tal cual la oración caemos en tentación. Es inútil continuar hablando, al final manda más el gozo que nos supone lo que verdaderamente significan ses porquejades, el reunirnos familiares y amigos y pasar unos días que nos darán a la vez que nos transportarán infinidad de gratos recuerdos el resto de los meses.

Desde la ventana de s'estudiet de darrere observo a los pequeñines, correteando con las cerdas y cerdos, de color negro, con pinceladas blancas, bueno, esto es un decir, con el fango a raíz de la lluvia, más que manchas blancas, son marrones color xocolati.

A todo esto, como decía más arriba, está la faena de la casa, de nuevo se han vaciado los armarios, dejándolos limpios y oliendo a lavanda. Hay que colocar por orden de colores los jerseys, blusas, chaquetas de lana, colgar las de tela, abrigos, pantalones y más pantalones, mucho más cómodos que las faldas, con lo bonitas y favorecedoras que son, principalmente los llamados trajes de chaqueta. Los zapatos, zapatillas y bolsos, por un igual oliendo a betún.

Dice Guideta que no me olvide de decirles que debido al diluvio universal del pasado fin de semana, hemos sufrido un gasto con el cual no contábamos, sempre afegim, arriba en el porche de davant varias tejas que a buen seguro estaban rotas, al ignorarlo, hubo dos goteras enormes, tanto, que subimos las dos tinas, las que siempre se usaron para la colada, en una de ellas se ponía el agua con la lejía y en la otra el azulete.

A pesar de este percance, tuvimos la suerte de que no sucediera en el porche de darrere donde guardamos, patatas, cebollas, varios sacos de almendras a punto para picar, pero antes debemos quitarles la cáscara, higos que secamos al sol y los subimos tal cual con los cañizos, otro tanto de tomates secos, bastantes manzanas y melones de los llamados de tot l'any. Ayer probamos uno y estaba algo verdoso, debemos esperar a Navidad, que es cuando saben mejor.

Sobre los estantes, los botes de sofrito, tomate para salsa, mermelada de melocotón y albaricoque... Este verano hicimos más cantidad debido a que la dichosa mosca estropeó la fruta como jamás había sucedido, y como nos resistíamos a darla a los cerdos, intentamos aprovechar de cuanto bueno había.

Otros tantos tarros de figat, aunque debo aclarar que nada tienen que ver con el de mi abuela Juana sa migjornera, que más de media vida la hizo en Ciutadella, lejos de sus raíces. Fue una excelente cocinera, aún hoy es recordada por los que trabajaron en Son Tari. La mermelada de higo, la preparaba de tal manera que lo convertía en manjar de ángeles. No sé yo cuántos añitos tendría, tan sólo utilizaba una de mis pequeñas manos cuando me preguntaban, subida en lo alto de un cajón frente los fogones, dónde se encontraba una gran cazuela de barro, mientras con una cuchara, iba limpiando los bordes. Mientras ella, s'àvia, me dejaba restregar aquel cucharón de madera , impregnado de higos recién cocidos al calor del fuego de una imborrable cocina.

Jamás te olvidaré, abuela, siempre estarás ahí, en uno de estos compartimentos donde guardo mis tesoros familiares.