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Se suponía que con el apagón analógico y la incorporación de la Televisión Digital Terrestre a todo el país, éste se iba a beneficiar de un producto de mejor calidad. Pero ya se podía adivinar desde hacía tiempo que la TDT no iba a ser la gran revolución, y al final se ha traducido simplemente en un incremento de la oferta pero con la misma calidad de contenidos de toda la vida, es decir, bastante pobres y con mucha teletienda. El "avance" radica en que lo que antes se podía ver en un canal, ahora te lo repiten en otro de la misma cadena, aunque por otra parte hay que reconocer que al menos hemos ganado con los canales informativos que emiten las 24 horas.

Pero más allá de los contenidos, en el aspecto técnico la TDT también ha sido un fiasco.
En la mayoría de los casos no se ofrece el servicio de guía electrónica de programación (EPG), mientras que la disponibilidad de idiomas también deja mucho que desear. Sin embargo, lo peor de todo es que la TDT además nos va a salir cara por falta de planificación, y es que al parecer España se adelantó dos años en el plazo tope establecido por la UE para apuntarse a la vía digital y ahora se hace público que los hogares deberán adaptarse a un segundo apagón antes de 2015, lo que se estima que podría costar en torno a 1.000 millones de euros a las arcas del Estado. Casi nada.