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Durante esta semana, a través de "Es Diari", se ha puesto sobre la mesa una idea nueva sobre el transporte aéreo, a raíz de un artículo de nuestro subdirector, titulado "Una obviedad, el coste de la insularidad no es igual". Lo obvio consiste en constatar la enorme diferencia entre lo que paga un vecino de Mallorca por viajar desde Son Sant Joan a los principales destinos en la Península y lo que desembolsa un menorquín por el mismo desplazamiento. En ambos casos, se aplica el descuento de residente, pero el resultado es desigual e injusto.

El reparto de los 111 millones de euros que el Estado dedica al descuento de residente en Balears no se distribuye de una forma adecuada. Es imprescindible que las administraciones públicas se den cuenta que la problemática del transporte aéreo se entiende únicamente si se analiza desde la óptica de las islas menores. Los representantes políticos, con matices, comparten la lógica del argumento pero dudan sobre el procedimiento y no ven la forma de plantear una reivindicación exenta de ideología pero cargada de buenas razones económicas. Esa falta de visión seguramente padece los efectos de lo que podría llamarse "síndrome de l'amo en Xec": La declaración de servicio público de los vuelos interinsulares fue una buena operación, pero el paciente, la mejora de las condiciones del transporte, ha fallecido. Resucitarlo representa reconocer los errores que se han cometido, que deberían servir para aprender, sacar alguna lección provechosa de la que nazcan alternativas viables.

El ministro de Fomento, José Blanco, no sólo prometió en Palma mantener el descuento de residente del 50 por ciento, sino que se comprometió a negociar con las compañías aéreas una mejora de las condiciones. Lo que no se ha explicado es cómo piensa hacerlo, si se trata solamente de resolver algunos abusos en la comercialización de las tarifas más elevadas, o si realmente se pretende afrontar en serio el problema del transporte aéreo y dar a los residentes en Menorca, Eivissa y Formentera el trato que merecen.

Menorca necesita afianzar su posición negociadora y definir una estrategia compartida, con unos nuevos objetivos. Una de las opciones puede ser la declaración de servicio público, la revisión del que existe en los vuelos interinsulares y la promoción de otros con distintos destinos, especialmente Barcelona y Madrid. Las frecuencias no podrán ser las mismas que en Palma, pero los precios sí.