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Continúo con el tema del otro día apuntando al que calificaba de aspecto positivo de Wikileaks, la organización de comunicación que ha puesto nerviosos a un sector de los que manejan el cotarro del poder para decirlo de una forma simplificada y sin meterme, por ahora, en más honduras. Se trata en resumen y para que se entienda mejor lo que estoy comentando de las posibilidades que ofrece internet, a todos en principio, de introducir en la red información de especial interés, debidamente contrastada por supuesto, que normalmente, hasta ahora al menos, permanencia injustificadamente en secreto o en palabras del ya citado Manuel Castells "poblar el ciberespacio de fuentes autónomas de información, una amenaza decisiva a esa capacidad de silenciar en la que se ha fundado siempre la dominación" y estar a favor de los defensores de la comunicación libre unidos en una misma causa global, obtener y difundir la información más secreta que gobiernos y corporaciones y a veces medios de comunicación ocultan a los ciudadanos".

La transparencia que no se da en el mundo de la política se puede conseguir en el ámbito de la comunicación colectiva. Todos vamos a poder ser, teóricamente al menos, un poco protagonistas y no sólo destinatarios pasivos de la información que circula por los medios. De momento, en la que podría considerarse una primera fase entra en escena un grupo de expertos altamente cualificados que con la ayuda de centenares de colaboradores y una casi multitud de voluntarios repartidos por todo el mundo -periodistas, abogados, informáticos, ingenieros- introducen en la red una información de calidad rigurosamente seleccionada, nada menos que 400.000 documentos sobre Iraq, en una de las entregas, que no había sido dada a conocer a través de los medios convencionales. Una segunda y tercera fases posibles supone que habrá la oportunidad de que aumente indefinidamente el número de emisores de informaciones que hasta ahora han sido y siguen siendo controladas por unos pocos que no siempre actúan con honestidad, vamos a ser benévolos en el uso de los adjetivos, a la hora de trasladar a la ciudadanía aquello que a ésta interesa y sólo ellos conocen.

Ya estoy escuchando las voces de los que asustados ante este tipo de novedades hablan enseguida del riesgo que pueda conllevar esta mayor libertad y el posible abuso que se haga de ella. Lo de siempre. A lo mejor a los que así piensan les puede tranquilizar saber que los responsables de la puesta en marcha de Wikileaks han sido galardonados en sólo tres años de su quehacer con numerosos premios internacionales en reconocimiento de su labor y entre ellos el de la revista The Economist y el de Amnistía Internacional. Nada menos.

El que no quiere riesgos y asumir la posibilidad de su presencia que se dé de baja del mundo del progreso en el que muchos de los que peinamos canas nos encontramos tan a gusto. Y los jóvenes también. Supongo.