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Como nadie tiene ya problemas y en España todo funciona de maravilla, nada como inventarse nuevos motivos de polémica. La penúltima ocurrencia del zapaterismo es crear la posibilidad de conflictos con el orden de los apellidos de los hijos. La nueva ley del Registro Civil eliminará la prevalencia del apellido paterno en aras de la igualdad y dejará esta elección a criterio de los progenitores. En caso de discrepancia entre los cónyuges, el funcionario del registro aplicará el orden alfabético a la hora de apellidar a un recién nacido. De esta manera, los Aznar ganarían la manga a los Zapatero.

Hay quien piensa que el Gobierno recurre a una cortina de humo para que no se hable del paro o de la economía. Lo cierto es que nuestro actual presidente parece ser experto en meterse en berenjenales en los que nadie le había pedido que entrase. Y a lo peor, sin calcular mucho las consecuencias.

Una previsible consecuencia de la nueva ley es la dificultad creciente de seguir rastros genealógicos. Y otra, que a largo plazo se perderán aquellos linajes que empiezan con las últimas letras del abecedario. O sea, Zapatero podría entrar en riesgo de extinción. ¡Uf!