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Con cuatro años de retraso y una previsión millonaria para la necesaria transformación del edificio, la Administración presentó ayer el plan de usos del antiguo hospital Verge del Toro. No hay plazos concretos de actuación ni se ha establecido fórmula de financiación, por lo que el cálculo más optimista aventura un periodo de varios años para la ejecución de lo que, en función del documento presentado ayer, es poco más que una idea. Se ha dado un primer paso, el de señalar la tarea pendiente, que equivale al compromiso compartido entre las instituciones de asumir su correspondiente cuota de responsabilidad en el futuro de este edificio, pero después de tanta demora no parece suficiente.

La conversión del hospital en centro sociosanitario respondía en su momento a la lógica de aprovechar una infraestructura todavía en buen estado y de utilidad inmediata, unas características que el abandono ha borrado por cuanto la propuesta aparecía vinculada a la inmediatez. La operación habría requerido una necesaria adaptación, mucho más modesta en todo caso que el ambicioso plan que ahora se propone, que resolverá el futuro del inmueble pero sigue aplazando la respuesta a la demanda acuciante de servicios sociosanitarios.